El Informe por Países de las Prácticas de Derechos Humanos en 2011 –que fue presentado ayer jueves por la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton– denuncia el «deterioro en aspectos fundamentales de la situación de Derechos Humanos».
«La represión y la coerción, en particular contra organizaciones e individuos implicados en la defensa de derechos y en cuestiones de interés público, se han vuelto rutinarias», prosigue el texto. «Los individuos y grupos políticamente delicados a ojos de las autoridades se enfrentan a duras restricciones en sus libertades de reunión, culto y movimiento», añade.
«Los esfuerzos para silenciar a los activistas políticos y a los defensores del interés público se han intensificado, y las autoridades han recurrido, de forma creciente, a medidas extralegales, como desapariciones forzadas, »detenciones suaves» y arrestos domiciliarios estrictos, incluido el arresto domiciliario de familias enteras, para impedir la expresión pública de opiniones independientes», denuncia el informe.
Asimismo, a lo largo de 2011 «las autoridades han incrementado los intentos de limitar la libertad de expresión y controlar la prensa, Internet y el acceso a Internet» y «han continuado con su dura represión cultural y religiosa de las minorías étnicas en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang y en las zonas tibetanas», agrega.
«A LA VISTA DE TODO EL MUNDO»
«El informe anual del Departamento de Estado de Estados Unidos sobre Derechos Humanos demoniza a otros países y los contenidos relativos a China ignoran los hechos y están llenos de prejuicios, confundiendo lo blanco con lo negro», declaró este viernes el portavoz del Ministerio chino de Asuntos Exteriores, Hong Lei, en rueda de prensa.
«Gracias a sus esfuerzos en materia de Derechos Humanos, China ha alcanzado logros que están a la vista de todo el mundo», prosiguió. «El pueblo chino es quien tiene, por sí mismo, el máximo derecho a hablar sobre la situación de los Derechos Humanos en China», aseveró.