El acercamiento de Edward Snowden a China, Rusia y Ecuador demuestra que su intención es afectar la seguridad de Estados Unidos y no defender la libertad de expresión, aseguró un comunicado difundido por la embajada de Washington en Quito este lunes.
«La afirmación del señor Snowden de que su motivación es el apoyo a la transparencia, a la libertad de prensa, a la protección de los derechos individuales y a la democracia se contradice por el tipo de defensores potenciales que ha escogido: China, Rusia y Ecuador«, señaló la declaración, atribuida a un «alto funcionario del gobierno de los Estados Unidos en Washington».
«Trabajando con países como esos, cada uno de los cuales ha sido citado por no permitir la libertad de expresión y de prensa, deja en claro que el verdadero motivo de sus acciones ha sido desde el principio perjudicar la seguridad nacional de los Estados Unidos y no promover las libertades de Internet y la libre expresión», agregó.
La nota fue publicada con la autorización del Departamento de Estado, precisó a la AFP una fuente de la embajada.
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, afirmó este lunes que analizará «muy responsablemente» el pedido de asilo de Snowden, un excontratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos acusado de espionaje.
El estadounidense hizo explosivas revelaciones sobre los programas secretos de vigilancia de las comunicaciones del gobierno de Barack Obama, lo que le granjeó un elogio implícito este lunes del canciller de Ecuador, Ricardo Patiño.
Snowden llegó el domingo a Rusia procedente de Hong Kong, pero este lunes no tomó el vuelo Moscú-La Habana para el que había reservado un pasaje y se hallaba en paradero desconocido.
El pasado 19 de junio, la portavoz del Departamento de Estado Jen Psaki dijo en un comunicado que Estados Unidos se encontraba «preocupado» por la reciente aprobación en Ecuador de una ley de comunicación que aumenta la regulación de los medios y reduce el espacio de los privados en radio y televisión en favor de los públicos y comunitarios, mediante una nueva repartición de frecuencias.
Dicha norma «podría restringir la libertad de la prensa y limitar la habilidad de los medios independientes de ejercer sus funciones como parte crítica de la democracia ecuatoriana», señaló la portavoz, generando el rechazo de Quito, que consideró «infundadas» tales preocupaciones.