El experto de TISOC Coaching, Pedro Palao, analiza el discurso del presidente Barack Obama. A su juicio, se trata de un mesnsaje «Directo, sereno, claro, empático, con una puesta en escena medida y calculada e intentando transmitir sinceridad, seguridad y liderazgo. Así ha sido el sexto discurso sobre el Estado de la Unión realizado por el presidente de EEUU B. Obama. Podemos estar o no de acuerdo sobre sus ideas, intenciones y contenido político, pero lo que ha dejado claro, Obama una vez más, es su capacidad de comunicar.
Con un escaso 43 por ciento de aprobación de su gestión por parte del pueblo americano, con la mitad del Congreso en contra y con muchos retos, tal vez demasiados enquistados y por resolver, el Presidente de EEUU ha jugado fuerte, a ganar y a nivel comunicación lo ha logrado.
Entraba en la cámara con paso firme, seguro, amigable. Se ha dirigido a su auditorio sin leer, pese a tener un gran dossier para consultar de forma puntual. Ha esbozado una sonrisa desde el minuto cero y si bien en algún momento hemos visto que se borraba, en general no ha perdido ni la cercanía ni la afabilidad ni cuando ha tenido que abordar temas complejos.
Ha comenzado intentado la conexión de su audiencia a través de la emotividad, citando y ofreciendo posibles casos reales, además de reconocimiento, a los que están haciendo el esfuerzo que él considera debe hacer todo el país. Obama y quienes están tras sus gestiones de comunicación saben que emotividad –tocar el corazón e ideales- y el vínculo emocional, conecta más si se hace desde el principió desde el principio y si la puesta en escena: corporalidad, expresión facial orientación de la mirada y ritmo de la voz, transmiten familiaridad, serenidad y seguridad. Solo un pero, los brazos, en muchas ocasiones, estaban demasiado pegados al cuerpo y sus gesticulaciones en dicho sentido no expresaban aperturismo sino un cierto punto de cohibición o retraimiento.
Su “actuación” ya que no se trata de un discurso improvisado, al contrario, estaba muy bien trabajado, memorizado y ensayado, ha sido limpia y clara. Directa y determinante, pero sin por ello perder la frescura o la cercanía, como cuando ha tenido que recordarle a su audiencia que él es el líder y que como tal tiene un proyecto, unas ideas y que no desistirá de ellas, hasta el punto de gobernar por Decreto si fuera el caso.
Obama ha terminado de forma similar a como ha comenzado, “tocado” de nuevo la fibra, mencionando y propiciando el aplauso para el sargento de primera clase Cory Remsburg un ejemplo del esfuerzo, la recuperación y la voluntad. De nuevo la conexión con lo emocional, que ha dado paso a un propósito de futuro: podemos y lo haremos todos juntos. Y es que como se suele decir, lo que casi siempre todo el mundo recuerda de un discurso es como comenzó y de qué manera terminó.