La ciudad estadounidense de Detroit, símbolo del auge de la industria del automóvil en el siglo XX, se declaró el jueves en quiebra, en el último capítulo de una lenta agonía de más de medio siglo y de pésimas gestiones financieras.
«Tomo esta decisión difícil para que los habitantes de Detroit tengan acceso a los servicios públicos básicos y para que Detroit vuelva a empezar con sólidas bases financieras, que le permitan creer en el futuro», dijo Rick Snyder, el gobernador del Estado de Michigan, en un comunicado.
«Es un paso difícil, pero es la única opción viable para enfrentarse a un problema que se ha gestado durante seis décadas», añadió.
«La quiebra es la única solución que permitirá a Detroit volver a ser estable y viable», insistió el gobernador en el texto que acompañaba la declaración judicial de bancarrota.
La ciudad, en el noreste de Estados Unidos, tiene una deuda récord de 18.500 millones de dólares y las autoridades municipales ya habían advertido el mes pasado que no podrían pagar parte de este monto.
Con esta decisión, Detroit se convierte en la ciudad más grande de Estados Unidos en haberse declarado en quiebra.
Amy Brundage, una portavoz de la Casa Blanca, dijo a la AFP que el presidente Barack Obama y su equipo «siguen supervisando de cerca» la situación.
«Los dirigentes en Michigan y los acreedores de la ciudad saben que tienen que encontrar una solución al serio desafío financiero de Detroit, y nosotros seguimos comprometidos en colaborar con Detroit mientras trabaja para revitalizar y mantener su estatuto de una de las grandes ciudades norteamericanas», añadió la portavoz en un comunicado.
El lento declive económico y financiero de Detroit ha ido en paralelo del éxodo de sus habitantes y la ciudad ha perdido la mitad de su población en los últimos 60 años.
La ciudad ofrece un aspecto desolador, con 78.000 edificios abandonados y problemas graves en los servicios públicos. Por falta de presupuesto sólo están en actividad un tercio de las ambulancias y el 40% del alumbrado público no funciona, lo que deja a muchos barrios sin luz.
Los índices de criminalidad son los más altos de los últimos 40 años y la policía tarda 58 minutos en llegar al lugar de un crimen, frente a 11 minutos de promedio en Estados Unidos.
Kevyn Orr, el experto designado por el gobernador de Michigan, Rick Snyder, para hacerse cargo del problema, resumió la situación como resultado de «una mala gestión financiera, una población a la baja y una erosión de la base fiscal de los últimos 45 años».
Por su parte la cámara de comercio de la ciudad se felicitó de la declaración de quiebra y la calificó de «decisión valiente».
Los fondos de pensiones, a los que Detroit debe 9.000 millones de dólares, han lanzado un proceso judicial para evitar el recorte de las pensiones de sus suscriptores, aunque la quiebra detendrá temporalmente el proceso.
Ahora un juez tendrá que dictaminar si Detroit puede acogerse a la ley de quiebras, lo que le permitiría renegociar su deuda.
«El mayor desafío que tenemos es que no ha habido muchas quiebras de ciudades a lo largo de la historia […], por eso tenemos poca experiencia en este campo», dijo a la AFP Douglas Bernstein, un abogado especializado en quiebras.
Más allá de los aspectos jurídicos y financieros, la quiebra de Detroit es el reflejo de la caída de la industria del automóvil en Estados Unidos, que vivió su edad de oro a principios del siglo XX.
Detroit vio nacer a los pesos pesados de la industria, los «Big Three» (Ford, Chrysler, General Motors). La ciudad estuvo marcada durante décadas por la cultura del automóvil, con grupos de rock como MC5 («Motor City 5») o la legendaria discográfica Motown (abreviación de «Motor Town»).