En el mes de septiembre de 1983, miles de litros de alcohol, por valor de tres millones de libras sudanesas, fueron vertidas al río Nilo. Fue la primera implementación de la ley sharia, código islámico, impuesta ese año por el presidente sudanés, Jaafar al-Numayri.
La ley continúa siendo aplicada en parte hoy en día en el país, ahora principalmente musulmán. Hasta 2011, se aplicaba en el norte, pero no en el sur, cristiano. La independencia de Sudán del Sur, en el año 2011, ha dejado dos países diferenciados: uno musulmán y uno cristiano.
En Sudán existe ahora una minoría significativa de no musulmanes, muchos de ellos originarios de Etiopía o del vecino Sudán del Sur. En principio están protegidos de los aspectos más estrictos de la ley, pero en la práctica, pueden ser condenados, como indica el gobierno británico.
Aunque la ley que se aplica en la actualidad no es la misma de 1983, se mantienen los principales aspectos de la ley sharía. Segun informa The Guardian, la ley se aplica arbitrariamente, no se ejerce estrictamente.
Beber alcohol, apostasía, adulterio, difamación, la no castidad o cometer un hurto. Son los crímenes bajo los cuales la ley de 1991 puede condenar a alguien a muerte, ya sea en la horca, crucifixión, latigazos o lapidación.
La mezcla de sexos se considera «prostitución», y los hombres y mujeres solteros del país no pueden compartir oficina, un taxi o ir a una fiesta juntos. Además, se condena a las mujeres si no llevan «vestimenta apropiada», un término que se aplica de forma arbitraria, ya que no se especifica qué es exactamente la vestimenta inapropiada.
Los fallos judiciales en Sudán relacionados con la religión o con los derechos de los mujeres ya han trascendido en otras ocasiones las fronteras del país, como en 2007, cuando la maestra británica Gillian Gibbons fue condenada a 15 días de cárcel por «bautizar» con el nombre del profeta Mahoma (Mohamed) a un osito de peluche que había traído una de sus alumnos.
Tras la visita a Sudán de dos parlamentarios británicos, el presidente sudanés, Omar Hasan al Bashir, indultó a la mujer, quien pudo regresar a casa tras una semana de calvario.
Más recientemente, en 2009, la periodista sudanesa Labna Husein fue detenida y juzgada por llevar pantalones, ropa que la Policía consideró «inmoral» para una mujer.
Su constitución no está basada sólamente en la ley sharía, pero que indica que la religión es la base de su legislación. Según el medio británico, esto le sirve al gobierno sudanés para ganar legitimidad pero evitar acusaciones de secularismo y para castigar duramente «cuando le conviene».