«Espero que se entienda que estamos tolerando estas sanciones con las que se nos amenaza sólo por un tiempo. Tan pronto como se cruce la línea roja, responderemos duramente», ha dicho Lukashenko en el acto de aceptación de las credenciales de varios embajadores europeos.
Asimismo, el presidente bielorruso ha apuntado cuál podría ser esta «dura respuesta». «Situada en el centro de Europa, Bielorrusia controla la circulación de bienes entre Este y Oeste. ¿Qué es lo que más necesitan los europeos?», ha cuestionado, en referencia velada al tráfico de gas desde Rusia.
En este sentido, ha agregado que, si un Estado intenta amenazar la seguridad de Bielorrusia, el país «luchará hasta la muerte como entre 1941 y 1945, defendiendo nuestra independencia y soberanía, aunque esto suponga perder a amigos como Rusia y China».
Lukashenko ha apuntado que Minsk «no crea problemas de ningún tipo a sus vecinos o a cualquier otro país» y ha afirmado que por ello «no se entiende por qué hay quejas», según ha informado el canal de televisión ruso RT.
Al margen de las sanciones impuestas por la UE contra el país, el Ministerio de Exteriores de Bielorrusia tildó el pasado viernes de «grave interferencia» la resolución de condena aprobada por el Parlamento Europeo contra la aplicación de la pena de muerte en la ex república soviética. Asimismo, el Parlamento Europeo pidió al Ejecutivo bielorruso que detuviera su acoso contra los miembros de ONG y liberara a los opositores encarcelados en el país.
En el mismo, expresó su indignación por la aprobación de dicha resolución condenando la aplicación de la pena de muerte y ha apuntado que ésta supone que «el Parlamento Europeo se posiciona »de facto» al lado de terroristas al poner en duda de forma incompetente los resultados de las investigaciones y decisiones de los tribunales bielorrusos en casos de actos terroristas».
El Ministerio de Exteriores recalcó que el Parlamento Europeo ha hecho referencia explícita al caso de Vladislav Kovaliov y Dimitri Konovalov, sentenciados a muerte por los atentados con bomba contra una estación de metro de Minsk en abril de 2011. El Parlamento Europeo pidió a Lukashenko que perdone la vida a ambos y que imponga una moratoria contra la pena de muerte antes de retirarla definitivamente de la legislación.
En el atentado fallecieron 15 personas y más de 200 resultaron heridas. El tribunal condenó a Konovalov por fabricar el explosivo, colocarlo en la estación y detonarlo, así como a Kovalyov, que conocía el plan pero no alertó a las autoridades.