Según las informaciones recogidas por la agencia estatal sudanesa de noticias, SUNA, que la decisión tiene como objetivo hacer frente a la grave crisis económica que sufre Sudán, sin hacer mención a las manifestaciones que se suceden desde hace meses contra él.
Durante la jornada, las fuerzas de seguridad han empleado gases lacrimógenos para dispersar a cientos de manifestantes que han marchado y coreado eslóganes contra el Gobierno tras la oración del viernes en una importante mezquita cercana a la capital.
Hasta el momento, las autoridades han contabilizado más de 30 muertos en el marco de las manifestaciones, incluidos dos policías. Grupos de Derechos Humanos estiman en al menos 40 los fallecidos durante estas protestas, las más importantes desde que Al Bashir llegó al poder en un golpe de Estado en 1989.