Acabar con el Estado Islámico para luego ser bombardeados por Turquía e ignorados por tus aliados. La realidad del pueblo kurdo y sus milicias en la región siria de Afrín se recrudece.
Tras la caída del Estado Islámico en la que los kurdos participaron como cabeza de lanza en la ofensiva contra Raqqa, la presiencia kurda vuelve a ser incómoda para Erdogan. Con la implementación de la operación “Ramo de Olivo”, Turquía decidió hace 10 días pasar el ‘rodillo’ y limpiar de terroristas todas sus fronteras y en esta purga los kurdos de la región siria de Afrín están siendo bombardeados, a pesar de su participación clave en la lucha contra el Estado Islámico. Mientras, Siria no reacciona al plan de limpieza de Erdogan y Estados Unidos no se pronuncia con contundencia.
Kurdos, claves en la lucha contra el Estado Islámico
¿Quiénes son los kurdos de Afrim y cuál fue su papel en el declive del Estado Islámico? El pueblo kurdo es un pueblo apátrida que se reparte entre territorios de Siria, Turquía e Irak, formando diferentes grupos de autogestión semi-autónoma, con relaciones más o menos amigables con los países vecinos.
En este panorama están los kurdos de Afrín, una región de montañas en la zona fronteriza entre Siria y Turquía, pero en continúa colaboración con el gobierno de Siria, que permitió su existencia en la región. Se trata de una zona con dos grandes ciudades y varios poblados que en total aglutinan un total de 490.000 habitantes.
Las milicias kurdas de Afrín han sido financiadas por Estados Unidos, ya que han sido clave para la lucha contra el Estado Islámico. Desde Washington se firmó un acuerdo con Turquía para que olvidase su enemistad con los kurdos y no tomase parte mientras luchaban contra los yihadistas.
Fue entonces cuando los kurdos de Afrín se unieron con fuerzas sirias y crearon las Fuerzas de Siria Democráctica, una unidad de 30.000 combatientes. Consiguieron desalojar al Estado Islámico de Raqqa y reducir su presencia en Siria hasta firmar su derrota, aunque la organización terrorista siga existiendo, pero con fuerzas claramente reducidas.
Turquía no olvida
Sin embargo, Turquía no olvida. Una vez tomada Raqqa por las fuerzas democráticas, ha decidido volver contra a cargar contra el pueblo kurdo, concretamente en Afrín, donde está presionando con bombas aéreas y artillería.
El objetivo de Erdogán es expulsar al grupo militar YPG (Unidades de Protección Popular), al que tilda de “terrorista” y asegura que se tratan de un brazo armado más del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Este grupo lucha desde los 80 contra el gobierno turco para conseguir la independencia real del Kurdistán. Erdogan justifica que el YPG es de facto el PKK y que por lo tanto son terroristas.
Sin embargo, el YPG niega cualquier vínculo con el PKK y pide ayuda a Siria y a Estados Unidos para que intervengan y paren los bombardeos. Estados Unidos ha iniciado conversaciones con Erdogan pero por ahora la ofensiva turca no cesa y las víctimas civiles no paran de elevarse. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos precisa que desde el inicio de la ofensiva hace diez días ya han fallecido 55 civiles.
Con la reapertura de la guerra entre los kurdos y los turcos, la guerra en Siria continúa, un conflicto que ya ha dejado 340.000 muertos en el territorio desde 2011.