Igual que en 2002, Sergio García se volvió a quedar a las puertas de ganar el British Open tras un domingo memorable en el que el español jugó con determinación, embocó los putts que deben entrar para ganar un Major y acosó a un Rory Mcllroy que entraba en el día con el torneo en el bolsillo. No lo soltó, pero García le recortó cinco de los siete golpes de ventaja con los que contaba al iniciar la última vuelta al Royal Liverpool. «Ha estado cerca, muy cerca. Al menos estoy orgulloso de cómo he jugado. Quería que al menos él sintiera la presión para ver cómo respondía. Obviamente ha respondido bien», dijo el español. «En el 18 me entraron ganas de llorar».
A García se le sigue resistiendo un Major a sus 34 años. Instalado en la élite del golf desde 1999, el castellonense es el golfistaque más veces ha finalizado entre los diez primeros de un gran torneo sin llevarse ninguno. Con esta, ya son 19 las ocasiones en las que ha estado en un Top-10 y la primera desde el Masters de Augusta de 2013, cuando terminó octavo. Desde entonces, en los cinco Majors siguientes, el ‘Niño’ encadenó actuaciones decepcionantes en las que un puesto 21 fue lo más rescatable. En el Britsh Open consiguió su mejor clasificación en un Major desde 2008, cuando fue también segundo en el PGA.
«Todos ven que has acabado segundo y lo convierten en algo negativo. Pero yo creo que he jugado bien. Me voy sabiendo que lo he dado todo. Pero había un jugador mejor; es tan simple como eso», señaló el golfista después de acabar un torneo que le reencontró con su mejor versión, la de ese jugador atrevido y con ese sello de los incunables preparados para todo.
En un final de temporada en el que sobresalen el PGA, la Ryder Cup y también el Players Championship, donde García exhibió su mejor golf el pasado curso, si el British Open ha supuesto el punto de inflexión que necesitaba la carrera de un jugador al que siempre le ha faltado un punto para cruzar el umbral de la excelencia. “No soy lo suficientemente bueno para ganar un Major”, llegó a asumir devastado hace dos años en Augusta, un torneo que siempre se le ha atragantado especialmente.
En un domingo para el recuerdo en el Royal Liverpool, jugando con una convicción plena y una confianza absoluta, Sergio García firmó uno de los mejores Major que se le recuerdan. Quizás el mejor. Ganar un Major. “Por eso me encanta jugar al golf y para eso me entreno”.