Lucía Etxebarria ha publicado este lunes un post en el blog allegramag.es en el que anunciaba que había puesto una denuncia contra la productora del programa ‘El Campamento de Verano’ de la fábrica de la Tele. Etxebarria ha escrito: “En la mañana de hoy he presentado denuncia contra La productora LA FABRICA DE LA TELE y contra una serie de personas físicas por acoso, coacciones y maltrato. Lo he hecho por vía penal. No he reclamado indemnización y por lo tanto casi con toda seguridad no la reciba. Tampoco he avisado a prensa para hacerme notar, pese a que la prensa me persigue hace meses y habría estado encantada de cubrir la noticia. He demandado porque creo que es importante que se sepa que ese tipo de programas no se parecen, por dentro, a cómo la gente cree que son”.
En su twitter informaba de la publicación de este post y pedía a sus seguidores que los difundieran. “Dado que este artículo me puede suponer un hackeo serio y alguna que otra demanda. Agradecería difusión”.
La escritora señala que ella no padece ningún trastorno de personalidad y recuerda a sus seguidores que antes de entrar al concurso pasó un test psicotécnico diseñado por la empresa TEA CEGOS, la empresa líder española en consultoría, selección y estudios psicológicos.
“Si de verdad padezco un trastorno de personalidad, como aseguran en ‘Sálvame’, nunca debí haber sido aceptada para participar en un concurso en el que iba a estar aislada y sometida a condiciones extremas”, apunta.
Lucía revela en su artículo diversas cláusulas del contrato que firmó con la productora y asume que ello le puede crear un problema. Cuenta que el participar en el programa no es un simple “poner un micrófono y grabarte. A mí no me vale decir: Una choni me amenazó. Si no puedo contar por qué la Choni me amenazó. A mí no me interesa perder el tiempo peleándome con títeres, me interesa ver quién mueve los hilos y por qué”.
La escritora relata que no puede contar lo que ha pasado dentro del programa como por ejemplo el hecho de que no hay cámaras a todas horas. “Las cámaras no graban siempre. También impide que cuente cómo se incita a la agresión, qué juegos y sistemas se usan para conseguirla, cómo se alienta a unos concursantes para que agredan a otros”, escribe.