Tras el empate en los minutos finales del FC Barcelona por obra de Cesc, que superó a Casilla por bajo, el vigente campeón de la Copa Catalunya y sucesor del Gimnàstic de Tarragona se decidió en la tanda de penaltis, donde los blaugranas fueron mejores y un gol final de Villa dio el séptimo título al Barça, primero desde 2007 cuando lo consiguieron también desde el punto fatídico.
Después de un fallo inicial de Xavi Hernández, que acabó levantando el trofeo como capitán, el Barça consiguió cuatro goles seguidos obra de Cesc, Piqué, Alexis y el último de Villa, mientras que el Espanyol empezó marcando y arriba gracias a Wakaso y Petrov, aunque Colotto envió su disparo al larguero y Verdú, de media vaselina, hizo lo propio para perder la tanda.
El partido acabó muy caliente, con una expulsión directa para Alex Song en el Barça y Christian Stuani en el Espanyol por un roce entre ambos, pero la verdad es que el juego fue intenso más que duro y hubo ocasiones para ambos conjuntos, sobre todo para unos blaugranas que en la segunda parte protagonizaron un frontón contra el muro espanyolista para intentar igualar el gol inicial de Simao en el minuto 9 de la primera parte.
No obstante, pese a la entrada de pesos pesados como Xavi, Villa, Alexis o Cesc, que fue quien acabó empatando el partido en el minuto 89, los blaugranas se estrellaron hasta el gol del de Arenys con un inmenso Kiko Casilla, que sacó muchos balones con sabor a gol y vio cómo la fortuna se aliaba con él al estrellar un gran Rafinha, el hermano menor de Thiago, que jugó de ‘falso 9’, un balón al palo.
Destacó en el bando blaugrana la actuación del extremo del filial Gerard Deulofeu, un peligro constante para Casilla desde la derecha, donde partió, como por la zurda en momentos puntuales. El de Riudarenes fue rápido, veloz e incisivo, y el mejor junto a Rafinha, mientras que por parte del Espanyol, más allá de Casilla, jugó bien un Wakaso que se toma a pecho cada partido.