La selección española de fútbol se ganó este martes su derecho a defender su título de campeona del mundo en Brasil el año que viene, en lo que será su décima Copa del Mundo consecutiva, cita a la que no falta desde ausentarse en 1974, y lo hizo tras una nueva fase de clasificación impoluta, pero de peores números que las tres últimas.
La victoria ante Georgia en el Carlos Belmonte dio el primer puesto del Grupo I a los de Vicente del Bosque, que finalizaron por delante del que se presentaba como gran rival, Francia, condenada a jugar la incierta repesca.
De este modo, la ‘Roja’ cerró su clasificación hacia la cita sudamericana con un bagaje de seis victorias y dos empates, nuevamente invicta como ya hiciera para meterse en las fases finales del Mundial de 2010 en Sudáfrica y de la Eurocopa de 2012 en Austria y Polonia.
Sin embargo, no lo hizo de forma arrolladora y ganándolo todo. España se dejó puntos en el camino y lo hizo curiosamente en casa, ante Francia, en el último suspiro en el Vicente Calderón, y, de forma sorprendente, ante Finlandia en El Molinón. Los ‘bleus’ pusieron fin a una racha de 16 triunfos consecutivos como locales, incluyendo la repesca ante Eslovaquia para acudir a Alemania 2006.
El inicio hacia Brasil 2014 no despertó buenas sensaciones. Después de ganar con apuros en su estreno en Georgia, con un tanto de Roberto Soldado en los últimos minutos, y de golear a Bielorrusia (0-4), vino el empate con los de Didier Deschamps y la igualada ante los finlandeses, lo que daba ventaja en la carrera por el billete directo a Francia.
Pero la campeona de Europa y del mundo sacó sus galones y cuatro días después de tropezar en Gijón, asaltó París con un tanto de Pedro Rodríguez y recuperó el mando.
A partir de ahí, los de Vicente del Bosque no concedieron más tropiezos y solventaron sus últimos partidos ante Finlandia, Bielorrusia y Georgia con victorias más efectivas que brillantes para certificar su presencia una vez más con los mejores, ayudados también por otro traspié galo en Tbilisi.
Y es que la continuidad del estilo no ha tenido una respuesta sobre todo en la faceta goleadora, con un total de 14 goles anotados, ni siquiera dos por partido, lejos de otras grandes selecciones como Alemania, Holanda, Inglaterra o Bosnia y de los registros de las dos últimas fases de clasificación con más de tres por partido, aunque a nivel defensivo sigue impecable con tan sólo tres goles encajados.