Robyn Rosenberg, una madre de Seattle, en Boston, Estados Unidos, cosió una capa para su sobrino como regalo de cumpleaños. Después le tocaría el turno a su hijo y, más tarde, al perro de la familia, hasta que un día, el pasado mes de enero, se enteró a través de un blog que una niña llamada Brenna luchaba contra una rara enfermedad en la piel que la provocaba infecciones y otra serie de problemas.
Rosenberg decidió entonces hacer una capa para la pequeña haciendo de su prenda una fuente de superpoderes para los niños con enfermedades graves o algún tipo de discapacidad. Escribió a la madre de la niña para pedirle permiso y enviarle la capa, lo que se convirtió en el comienzo de un proyecto desinteresado que no tiene otro propósito que aportar ilusión a los menores que sufren.
En la tranquilidad de su hogar, junto a su máquina de coser, Robyn, de 28 años, ya ha confeccionado capas para 300 niños de diferentes lugares de Estados Unidos, a veces regalados por ella misma con el objetivo de infundirles ánimos y, en otras ocasiones, compradas por los familiares de los afectados por un precio de 33 dólares, 25,49 euros, según publica el New York Daily News.
Cada respuesta de agradecimiento y cada historia de superación que ha recibido motivaron a Robyn a escribir un blog en el que relata las experiencias de cada uno de estos niños para así animar a quienes las lean a ayudar y apoyar a los pequeños en su lucha contra la enfermedad.
Las últimas capas que ha cosido han sido destinadas a cada uno de los menores hospitalizados a causa del atentado en el maratón de Boston para que con sus superpoderes puedan salir adelante.