El Gobierno chino impuso hoy a los habitantes del país la obligación de prestar más atención a sus padres ancianos, a los que deberán visitar frecuentemente, según una nueva regulación que entra en vigor este lunes. La nueva «Ley de Protección de los Ancianos Chinos» estipula que los hijos deben visitar a sus progenitores mayores con frecuencia, si bien no especifica la periodicidad en ninguno de sus 86 artículos, así como tampoco concreta la penalización en caso de incumplir esta norma.
La regulación sí señala, no obstante, que las empresas deberán dar vacaciones a los trabajadores para que puedan visitar a sus padres.
«Los hijos y los responsables de los mayores no pueden abandonar su responsabilidad de mantenerles», recoge la nueva legislación. Los padres, incluso, podrán denunciar a sus hijos si no los visitan los suficiente.
Según los datos que aparecen en la reciente regulación, en 1999 el 10 % de la población china era anciana, un porcentaje que subió al 13,26 % en 2010. A finales del quinquenio actual -se subraya-, se alcanzará el 16 % y se calcula que habrá más de 20 millones de octogenarios.
Actualmente, se estima que son 200 millones las personas en China por encima de los 60. Según datos oficiales, la población anciana en China se divide entre aquellos que viven en las zonas rurales solos después de que sus hijos emigraran a las ciudades en busca de un trabajo y quienes residen en las urbes bajo un sistema de protección muy básico.
La nueva medida ha generado controversia en las redes sociales, donde algunos critican la creación de esta nueva ley y otros creen que evidencia una pérdida de moralidad de la ciudadanía china. El objetivo de esta reforma legislativa es dar protección a las personas mayores que se sienten desprotegidas en un país con una población que envejece rápidamente.
Los medios de comunicación chinos suelen dar amplia cobertura a las historias de ancianos desprotegidos. En el país, se cree que el problema se ha incrementado en los últimos años por la desintegración de las familias extensas tradicionales y la falta de asilos. Ha pasado más de una década desde que China se convirtió oficialmente en una nación «anciana» y desde entonces el proceso de envejecimiento del país se ha acelerado.
En la actualidad, 180 millones de habitantes superan los 60 años, poco más del 13% de la población. Esta cifra se duplicará en menos de 20 años, cuando China cuente con más personas en edad de jubilarse que toda la población de Estados Unidos.
Para mediados de siglo, la cifra volverá a aumentar a 480 millones.
La expectativa de vida en China compite con la de los países occidentales. El problema es que la nación asiática no tiene una red de seguridad social adecuada para proveer pensiones, asistencia médica asequible o residencias para sus ancianos.
«Moriré sin que mis hijos se enteren, viven muy lejos»
Niu Yubiao tiene 79 años y vive en la localidad de Dongzigou en Henan, una de las provincias chinas más pobres, situada en el este del país.
De los 8,5 millones de ancianos de Henan, sólo un 2% viven en asilos. Niu Yubiao y su mujer no se encuentran entre los afortunados, por lo que viven sólos. La población de más de 65 años será de 110 millones en 2010, 166 en 2020, 229 en 2030 y 317 en 2040.
«Nuestros hijos están lejos», cuenta el hombre. «No se cómo contactarlos. Si algo ocurre supongo que moriré en mi casa sin que ellos se enteren», dice resignado.
El rápido envejecimiento de la población junto a la política de un sólo hijo está acarreando consecuencias económicas y sociales. La mano de obra barata disminuye porque los nacimientos se están colapsando.
Cai Fang, especialista en asuntos laborales, explica que el rápido crecimiento económico de China en las tres últimas décadas se debe principalmente a las exportaciones, que dependen de una abundante mano de obra barata.
«Una reducción de esta debilitará la competitividad de las industrias exportadoras chinas en el mercado internacional, lo que afectará el crecimiento del país», explica. Menos trabajadores de bajo costo puede significar que China pierda parte de su competitividad en el mundo.
James Liang, quien hace más de una década fundó la que es ahora la mayor compañía de viajes en internet de China, también está preocupado por el impacto que pueda tener el envejecimiento de la población sobre la competitividad.
«Una sociedad que envejece, además de tener menos trabajadores, tiene menos empleados jóvenes que naturalmente son mejores empresarios», dice Liang.Y añade: «Los individuos muy creativos e innovadores son clave si un país quiere pasar de ser una nación de salarios medios a una de sueldos elevados».
China se ha integrado rápidamente a las filas de países con salarios medios, pero James Liam teme que quede estancada ahí y no pueda competir con Estados Unidos y otros países ricos e innovadores.
«Una sociedad que envejece, además de tener menos trabajadores, tiene menos empleados jóvenes que naturalmente son mejores empresarios»
Según los analistas, el gigante asiático necesitará poner en marcha una dramática reestructuración económica para manejar este problema.
El rápido envejecimiento de la población también acarreará dificultades políticas. Desde la masacre en la Plaza de Tiananmen en 1989, la legitimidad del gobernante Partido Comunista de China (PCC) se ha basado en mantener una rápida expansión económica.
Por lo que una desaceleración podría afectar el respaldo popular al PCC. Según los observadores, grupos sociales en desventaja como trabajadores inmigrantes y jubilados, sobre todo de zonas rurales, serán los más afectados, y el descontento que ha experimentado el país en alguna ocasión podría volverse algo bastante común.