¿Cómo no acordarnos de la persona amada cuando uno ve el tetrabik de Leche Pascual? Allí encontramos, con el sueño enredado todavía a los ojos, cuatro razones de calidad: “Te cuida. Te alimenta. Te gusta. Te da confianza”. ¿O cuando las empanadillas de La Cocinera nos recuerdan que estamos “hechos el uno para el otro”?
Y luego está el anuncio de Movistar que nos enseña el amor sin tarifas: sacrificarse para hacer feliz al otro. “Hagamos un trato: yo te llevo el desayuno a la cama, no digo una vez, digo todos los días de mi vida… Y no dejaré la ropa tirada por ahí. ¿Fútbol? Lo justo. Y te prometo que jamás tendré tripa. A cambio de eso, no te pido nada: simplemente, que estés conmigo. Ese es el trato”.
Y, para colmo, aparece BMW y nos derrapa en plena cara que el amor se forja con el tiempo. “Van pasando los años y las cosas cambian. Pero cada vez que la miro la veo igual de guapa. ¿Qué te voy a contar de ella?… Pues que es mi mujer, ¡la mejor del mundo!… Y es que, por mucho que las cosas cambien, sigue haciéndome sentir exactamente lo mismo. Eso no cambia. La esencia no cambia”.