Una propiedad inmensa, interiores de mármol, un recorrido de golf y hasta un zoo privado. Así vivía el depuesto presidente de Ucrania Viktor Yanukovich, casi en un parque de atracciones, rodeado de lujos y caprichos. La mansión se ha convertido en las últimas horas en un atractivo turistico para miles de ucranianos, que acudieron durante todo el fin de semana a admirar la residencia, ubicada en Mezhigorie, 20 kilómetros al norte de Kiev, del presidente y salían boquiabiertos e indignados.
«Estoy impactada», exclamaba Natalia Rudenko, militar retirada, contemplando los céspedes impecables, adornados con estatuas de conejos y ciervos, en esta propiedad situada a los 15 km de Kiev y percibida como un símbolo de la corrupción del régimen.
Para Yanukovich su palacio será ya sólo un recuerdo porque el Parlamento ucraniano aprobó la devolución a las propiedades del Estado de la residencia del depuesto presidente. De los 340 diputados presentes hoy en la Rada Suprema (legislativo), un total de 324 votaron a favor de la resolución que devolvió al Estado la residencia del exmandatario, quien ayer huyó de la capital y trató de salir de Ucrania sin éxito, y se encuentra actualmente en paradero desconocido.
El Parlamento, que desde ayer está adoptando una riada de resoluciones para formalizar la toma del poder por parte de la oposición tras tres meses de revueltas, había decidido antes abrir la residencia al público. Un atasco kilométrico se formó el domingo en la carretera que lleva a Mezhigorie con miles de vehículos que trataban de llegar a la antigua residencia presidencial, que ya es un símbolo de la corrupción y el lujo del antiguo poder.
«Debe ser un enfermo mental»
«En un país con tanta pobreza, ¿cómo puede tener tanto una persona? Debe ser un enfermo mental«, comentaba Natalia Rudenko. «Todo el mundo tiene que ver esto y tienen que llevarlo ante la justicia«, insistía.
La afluencia de curiosos provocó un enorme atasco en la carretera de acceso a la residencia y una cola interminable delante del imponente pórtico de hierro forjado de la propiedad.
«No os preocupéis, que todo el mundo podrá entrar. Es bastante grande para todos vosotros«, gritaba con megáfono un militante opositor encaramado a una columna. Los visitantes son advertidos de la posible presencia de minas en la hierba y contra los «provocadores» que vengan a degradar el lugar.
«Bienvenidos a Ucrania«, decía a la multitud cuando pasaba delante de él.
Protegida pocas horas antes por guardias de élite, la propiedad, de una extensión no divulgada, pasó a estar controlada por un servicio de orden de la oposición a Yanukovich. Patrullaban el lugar e impedían el acceso al interior del edificio para evitar saqueos.
Los recién llegados eran acogidos en la entrada por un panel: «Visitantes, no destruyáis las pruebas de la arrogancia de los ladrones«.
El edificio principal, estilo palacio barroco, es todo de mármol, con iconos recubiertos de oro, armaduras antiguas. Algunos cartones por el suelo sugieren una salida precipitada.
Entre divertidos y furiosos, algunos posaban delante de falsas columnas griegas, o fotografiaban con los teléfonos la colonia de faisanes de colección del dueño, algunos importados de Sumatra o Mongolia.
Helipuerto, establos y un garaje de vehículos militares soviéticos
Recorrían kilómetros a pie para contemplar el helipuerto, los establos, un garaje que contiene un museo de vehículos militares soviéticos.
«Mamá, ¿dónde están los lavabos de oro?», preguntaba un niño de 5 años a su madre, que se estaba mostrando una sala de banquetes acondicionada en un falso galeón de la época isabelina.
«Yo también quiero un barco pirata como este», exclamaba el niño. «No te preocupes, ya hemos requisado éste», le contestaba su madre.
Algunos visitantes conservaban vivas las imágenes de los violentos choques que han dejado decenas de muertos esta semana en Kiev y transformado su centro en zona de guerra. «Esto refuerza la impresión de que valía la pena«, señalaba Bogdan Pantchichin, un comerciante de Lviv (oeste).»Si las cien personas muertas pudieran ver esto, creo que dirían lo mismo», añadía.
Estupefactos ante lo que habían visto, los visitantes especulaban acerca de la magnitud de la fortuna del presidente destituido.»Esta mansión, este jardín, tanto lujo…», repetía Viktor Kovaltchuk, un mecánico, mientras su mujer asentía, sonada. «Deberían transformar esto en un hospital, en un orfanato o en algo para las personas heridas en las manifestaciones», sugería el mecánico. «De cualquier modo, esto tiene que volver al pueblo. Lo construyeron con nuestro dinero, nos lo tienen que devolver».
En Moscú, donde Yanukovich era considerado un estrecho aliado, el presidente de la comisión parlamentaria de Asuntos Exteriores de la Duma (cámara baja del Parlamento ruso), Alexei Puchkov, deploró la suerte del presidente ucraniano.»Dejan entrar a cualquiera en la residencia de Yanukovich, Mejiguiria, en las afueras de Kiev : él huyó, su guardia huyó, el personal de su residencia huyó (…) triste final para un presidente«, tuiteó.