Como si de flores se tratara, germinando y apareciendo en el «campo urbano» de la ciudad de Alicante. Así van apareciendo los primeros monumentos de cartón y madera en calles y plazas. Son las hogueras, las fiestas de Alicante, cuya mecha se enciende mañana entre pólvora, fuego y un «bendito caos».
Será un hermoso caos, en el que convivirán hasta el 24 de junio alicantinos y visitantes, todos ellos en una atmósfera de música y ruido, de olores tanto a buena mesa como a pólvora, de ritos de fuego y agua, de toristas y toreristas, y de crítica.
Las fiestas de las Hogueras de San Juan, en Alicante, alzan mañana su tradicional telón en el que pocas cosas han cambiado en los últimos años, a excepción lógicamente de sus presupuestos, algo más ajustados y en los que Hacienda ha puesto sus ojos.
Esperanzada en que el recién llegado AVE traiga visitantes para que un sector tan importante como es el turismo recupere el vuelo, Alicante se prepara, un año más, para el rito del fuego.
El esfuerzo de 12 meses arderá en escasos minutos en la noche del 24 de junio, fiesta local en la capital de la Costa Blanca.
«Ustedes invierten dinero en un monumento para pegarle luego fuego. Es de locos», afirmaba hoy una mujer suiza dirigiéndose al camarero de un bar ubicado en el centro de la ciudad. «En plena crisis económica y de empleo, y ustedes de fiesta», exclamaba la misma mujer.
«No sé cómo explicárselo y que me entienda… pero lo intentaré de forma sencilla. Nuestra fiesta es fuego y pólvora, y sin ella no podemos vivir», le contestó mientras limpiaba un vaso.
Posiblemente, esta turista desconocía un dato que avalaba su interrogatorio. Sólo en los 182 monumentos de cartón y madera que adornarán las calles estos días, los alicantinos destinan cerca de 2.250.000 euros, una cifra a la que habría que añadir los gastos en pirotecnia, bandas de música, luz y desfiles, entre otros muchos.
No obstante, el alicantino y, por ende, la Federación de Hogueras -responsable de la organización- y el Ayuntamiento de Alicante han mirado y remirado los gastos para ajustarse a los ingresos. Hace ya dos años el presupuesto municipal para la citada federación pasó de 400.000 a 200.000 euros.
«Se han mantenido las mismas cantidades a las del pasado año, tanto en los monumentos oficiales como en los que se refiere a las subvenciones destinadas a la federación, a las hogueras y a las barracas», ha afirmado el edil de Fiestas, Mariano Postigo.
Teniendo en cuenta que el presupuesto de la federación -de la que salen numerosos gastos- ronda los 450.000 euros, el resto viene a través de colaboraciones y patrocinios.
Pues bien, a esta locura de cifras «ajustadas y reajustadas», según el presidente de la federación, Manuel Jiménez, se unirá esta próxima madrugada el corte al tráfico de decenas de calles en pleno centro de la ciudad.
Autobuses urbanos que cambian de recorrido, residentes con tarjetas especiales para poder pasar y aparcar, y paseos convertidos en barracas donde compartir un aperitivo. Y por si fuera poco, dos de los cinco días de fiesta caen en fin de semana, y Madrid, con el AVE recién inaugurado, a 2 horas y 35 minutos.
Se prevé que diariamente más de 100.000 personas visiten Alicante en estas fiestas, con el añadido de que muchas de ellas repiten.
¿Por qué se sabe?… porque los hoteles están prácticamente llenos en la ciudad y los visitantes empiezan a buscar alojamiento en establecimientos ubicados en zonas limítrofes.
Esta locura de gentío y ruido, caldo de cultivo para compartir, disfrutar y olvidar (las penas), contará con el respaldo trabajado de 643 efectivos de seguridad, entre policías locales, bomberos y miembros de Protección Civil.
Con la denominada «Nit del Foc», que a diferencia del resto de España se celebra en la noche del 24 al 25 de junio, concluirán estas fiestas que, a pesar de este «querido caos», respiran hospitalidad, alegría y crítica, la que aportarán los «ninots» antes de arder.
Por Alberto Santacruz