El diario ‘El Mundo’ ha hablado en exclusiva con un testigo protegido del 11-M, clave para condenar a Zougam como único autor material de la masacre. En la conversación, que se produjo en Rumanía, el testigo afirma que vio las fotos de Zougam, pero no en el momento que indica tanto la Policía en el sumario, como la sentencia judicial.
El testigo asegura que la primera vez que vio la imagen de Zougam fue en un cartel en Barajas, el 26 de marzo. En cambio, en la sentencia de la Audiencia Nacional se indica que él reconoció al terrorista antes de que la Policía divulgara su imagen.
Esta persona, que ahora reside en Rumania, asegura estar “al 99% de que quien vio en uno de los trenes era Zougam. Pero el testigo dijo entonces a la Policía que la persona tenía el pelo liso y largo, cuando realmente su cabello es rizado.
Este testigo protegido no declaró en el juicio. Y eso que su declaración en la fase de instrucción del caso ha servido como prueba de cargo contra Zougam. Además, fue la primera persona que dijo reconocer al autor de la masacre.
‘El Mundo’ cuenta, además, que no existe una prueba sólida contra Zougam, condenado a 40.000 años de cárcel. El rotativo analiza la sentencia del caso y concluye que no se ha demostrado ningún vínculo entre él y la célula de Al Qaeda que se atribuyó los atentados. Según ‘El Mundo’, no se han encontrado restos o huellas de Zougam en el piso de Leganés, donde se suicidaron los terroristas, o en la finca de Morata de Tajuña donde, según la sentencia, se montaron las bombas.
“El indicio inculpatorio aparentemente más sólido que maneja la sentencia es que Zougam fue quien suministró las tarjetas de los móviles que se utilizaron para activar las bombas”, señala el diario. Lo “rocambolesco de este indicio”, apunta ‘El Mundo’, es que los terroristas compraron y liberaron los móviles en otra tienda, en lugar de hacerlo en la de Zougam.
El periódico recuerda que el supuesto autor de la masacre fue el único de los terroristas que después del 11 de marzo, en lugar de marcharse al piso refugio de Leganés –donde se suicidaron después- siguió haciendo su vida normal “como si nada hubiera sucedido”. Además, ‘El Mundo’ señala que los pinchazos en el teléfono de Zougam los días previos a la masacre no han aportado ninguna información sobre su relación con los terroristas de Leganés.