El síndrome del agotamiento profesional o »burnout» es un trastorno psicológico que se produce como resultado de una relación personal «dura, intensa y frustrante» con alumnos o compañeros de trabajo.
Para que el »burnout» llegue a reflejarse, la relación tiene que ser «intensa y sostenida en el tiempo». Además, quien padece el trastorno se siente, básicamente, «agotado», pero más allá de lo físico. La sensación trasciende a un agotamiento mental «provocado por el esfuerzo de mantener la relación continua con esa persona que genera el estrés».
El »burnout» se desarrolla en varias fases. En primer lugar, el »quemado» experimenta un agotamiento emocional y una «fatiga» al verse obligado a ver a la persona que le frustra. Posteriormente, piensa en cómo afrontar la situación, al estar obligado a vivir con la persona que tanto le desgasta.
Se produce entonces un fenómeno que se denomina »despersonalización», cuando el »carbonizado» intenta defenderse «emocionalmente» de la otra persona estableciendo un distanciamiento con ella. Por ejemplo, quien sufre el síndrome se va a mostrar menos agradable con su pareja; va a tener la relación «justa» con el compañero de trabajo, o va a establecer, incluso, cierta distancia física con ellos.
Los que lo padecen dudan de su realización personal y profesional
La tercera y última fase es la que desencadena el síndrome del »burnout» en toda su extensión y de forma completa. Los psicólogos llaman a esta etapa »reducida realización personal», y se produce cuando el »quemado» empieza a preguntase «qué hace con esa pareja, con ese jefe o con ese deporte«.
Ante esta situación, quienes padecen »burnout» comienzan a dudar de su propia realización personal, y se dan respuestas como: «yo aquí no progreso nada; no consigo el amor que tenía previsto con mi pareja o no alcanzo el desarrollo profesional que tenía previsto». Esta situación empuja al »quemado» a sentirse cada vez peor.
No hay un perfil claro de personas que pueden sufrir potencialmente este síndrome, aunque son los perfeccionistas, quienes tienen un peor manejo de la ansiedad, los que manejan mal las emociones o los que son altamente competitivos.
Mujeres jóvenes y prefeccionistas, las más propensas a padecerlo
Asimismo, hay factores externos que desencadenan el »burnout» como, por ejemplo, la falta de apoyo sociofamiliar y el hecho de no encontrar refugio al regresar a casa. El trastorno suele aparecer también en personas que no tienen más alternativas u objetivos vitales; y en quienes están demasiado comprometidos con su trabajo hasta el punto de confundirlo con una sumisión o adicción.
Tampoco hay una edad que haga ser más proclive a padecer »burnout», pero hay estudios que apuntan que, cuanto más joven es una persona, tiene más riesgo de sufrir el síndrome.
Por sexos, el »burnout» se da más entre mujeres. Su forma de pensar es más compleja y su gestión de la situación adversa es más complicada.
El »burnout» puede confundirse con la ansiedad, con la depresión y con el estrés porque mezcla todos estos elementos.
De todas formas, el síndrome no afecta a todas las personas por igual, y se puede contraer o no en función de cómo valora cada individuo la situación adversa, y de la estrategia que cada cual pone en marcha para afrontarla.