Son animales de una fuerte musculatura, aspecto poderoso, robusto, ágiles, con un marcado carácter y gran valor, mandíbulas grandes y fuertes, cuello ancho y musculoso… Los perros potencialmente peligrosos son capaces de matar, de ahí que se haya regulado su tenencia mediante un Real decreto que, además, establece las ocho razas a las que hay que estar especialmente atento.
Estas son: pit bull terrier, staffordshire bull terrier, american staffordshire terrier, rottweiler, dogo argentino, fila brasileiro, tosa inu y akita inu. Desde 1991 y hasta 2010, los perros potencialmente peligrosos acabaron con la vida de al menos 27 personas, de las cuales 12 eran niños. Y de las muertes, seis habían sido protagonizadas por perros pit bull.
La normativa establece que para tener un perro potencialmente peligroso hay que tener una licencia, expedida por el ayuntamiento a todo aquel que cumpla los siguientes requisitos: que sea mayor de edad, que no haya sido condenado por homicidio, lesiones, torturas, contra la libertad sexual o por el delito de asociación con banda armada, entre otros; que disponga de la capacidad física y aptitud psicológica requerida; y que tenga un seguro de responsabilidad civil por daños a terceros no inferior a 120.000 euros.
El certificado de capacidad física debe acreditar que la persona no sufre incapacidades asociadas a la capacidad visual, auditiva, del sistema locomotor, del sistema neurológico o dificultades motoras de toma de decisiones. Para acreditar la aptitud psicológica habrá que descartar trastornos mentales y de conducta; dificultades psíquicas o problemas de personalidad, entre otros. Estos exámenes se realizarán en los centros de reconocimiento para conductores.
En cuanto a las medidas de seguridad que hay que tener con los perros, estos deben salir a la calle siempre con bozal y con una correa no extensible no mayor de 2 metros. Además, cada dueño deberá llevar un sólo perro. Y cuando estén en una finca o en un chalé, deben estar siempre atados o encerrados en sus habitáculos correspondientes.
El perro siempre deben llevar microchip y en caso de que se extravíe o pierda, el dueño deberá avisar al ayuntamiento, donde tiene que estar registrado el animal, en un plazo no superior a las 48 horas.