Las normas de Facebook son claras. Si tu nombre en Facebook no es real, no aparece en un documento de identidad o no es el que utilizan tus círculos, tu perfil puede ser borrado. Una restrictiva norma que ha encontrado su primer escollo legal en los tribunales alemanes. Un Tribunal Regional de Berlín ha recordado a Facebook en su sentencia de este lunes que no puede obligar a los usuarios a registrarse con su verdadero nombre.
La resolución sale de los tribunales alemanes tras una peculiar batalla David contra Golliat. Ha sido la Oficina Central del Consumidor de Alemania quien ha decidido sentar a la reina de las redes sociales en el banquillo por considerar que la obligación del uso del nombre real atenta contra el derecho al consumidor y la privacidad de los usuarios, entre otras ocho condiciones de uso que ha considerado irregulares. Cabe recordar que las leyes alemanas son una de las más garantistas con la privacidad de sus usuarios y la protección del derecho a la intimidad.
La resolución prevé multas de 250.000 para la compañía azul “por cada infracción registrada”. Por su parte, Facebook no se ha quedado de brazos cruzados. Ya ha anunciado que recurrirá la sentencia y, durante el juicio, ha alegado que desde el inicio del proceso, en el año 2015, ha modificado de forma notable tanto sus productos como sus condiciones de uso.
Facebook y la lucha contra los nombres “falsos”
Que Facebook ha relajado su persecución contra los nombres “falsos” es cierto, aunque el cambio de política vino tras un 2015 lleno de presión de periodistas, activistas y asociaciones de derechos civiles de todo el mundo con respecto a este tema.
En 2015 la red social azul inició una campaña contra aquellos usuarios cuyos nombres consideró falsos o “inapropiados” con una ola de suspensión de cuentas.
Los de Zuckemberg comenzaron entonces a banear todas las cuentas que, según sus criterios, no cumplían los requisitos. Tras unos meses de restricciones de cuentas, la pelota se hizo grande: usuarios con pseudónimos, personas transgénero, nativos americanos, gente perseguida por grupos criminales, religioso registraron numerosas quejas. Personas que, por una razón u otra, tuvieron que cambiar de nombre, ocultar el verdadero o directamente no tienen un documento que lo reconozca.
La cuestión fue tratada en octubre del mismo año en una carta abierta escrita firmada por asociaciones de defensa de derechos civiles de todo el mundo, entre los que se engloban desde periodistas a activistas y asociaciones de derechos civiles de todo el mundo. Exigían un cambio urgente de la política “nombre real” y permitir que usuarios utilizasen nombres “no legales” para permitir así proteger “su intimidad y su seguridad” y proponían modelos de identificación alternativos, como preguntas personales o evidencias de texto escrito.
Sigue siendo obligatorio “un nombre real”
Con la presión internacional de asociaciones de usuarios y consumidores de fondo, Facebook relajó su política de persecución tras las polémicas surgidas en 2015. Sin embargo, la realidad es que siguen obligando a sus usuarios a utilizar un nombre real.
Dicho nombre debe aparecer en un documento oficial de una lista propiciada por ellos mismos, o en algún contrato o cheque bancario que pueda probar que el nombre existe en caso de carecer con un documento legal.
Las cuentas consideradas falsas pueden ser denunciadas, aunque el proceso ahora es más complejo. Las personas con reportes falsos podrán alegar contra la compañía casos de excepcionalidad para evitar ser suspendidas. La compañía alega que esto es así para proteger “la seguridad e intimidad” para casos como los de acosos sexual, ya que reduce el número de casos de bullying y trolls, y a la vez conservar el derecho a la intimidad de los usuarios en situaciones especiales. Sin embargo, esto no ha sido suficiente para los tribunales alemanes.
La decisión de los tribunales regionales supone una pequeña brecha contra una política de privacidad polémica en Alemania. Allí la compañía cuenta con el monopolio de las redes sociales, con 30 millones de usuarios de 82 millones de habitantes, 23 de los cuales lo utilizan a diario.