La reciente liberación de dos niños secuestrados en Toledo por una red que explotaba sexualmente a sus madres revela un drama del que vienen advirtiendo hace tiempo organizaciones sociales y autoridades públicas. Las mafias de trata están utilizando a menores para lucrarse y como arma de extorsión a las víctimas en España.
“Hay una gran preocupación porque las redes están explotando a niños o los secuestran para amenazar a sus madres, que están sometidas por los grupos criminales. También hemos visto casos de menores explotados, e incluso utilizados por estas redes para atraer a víctimas potenciales de fuera”, explica Marta González, coordinadora del Proyecto Esperanza-Adoratrices, congregación social que trabaja con las fuerzas de seguridad y la Fiscalía para detectar a posibles víctimas, atenderlas y ayudar a perseguir a los criminales. Las redes criminales proceden principalmente del África subsahariana, de China y de Europa del Este (Rumanía fundamentalmente).
«Las comunidades no están preparadas para proteger a estos niños»
España ha avanzado en la detección y protección de víctimas de la trata, pero en el caso de los menores, existen lagunas legislativas y de recursos, lo que les deja en una situación más vulnerable: “El sistema no está formado, ni es capaz de proteger de forma especializada e individual a estos niños”.
En algunos casos, llegan en patera como supuestos hijos de mujeres víctimas de la trata; en otros, los hijos caen en los tentáculos de las mafias que han traído a sus madres a España con el compromiso de un trabajo en el servicio doméstico. El problema es que la legislación española no se dedica específicamente a los menores yhay desconocimiento en las instituciones sobre cómo abordar este fenómeno.
Los niños que se convierten en el blanco de las redes proceden en muchos casos del África subsahariana, pero también se están investigando casos de tráfico de menores desde Oriente Medio. En el Centro de Estancia Temporal (CETI) de Ceuta, se ha abierto hace días una investigación sobre una supuesta trata de diez niños, sirios y subsaharianos, que entraron ilegalmente acompañados por sus supuestos padres.
Los utilizan para robar y para redes pedófilas
Según la Red Española contra la Trata de Personas, los menores que son víctimas suelen estar al cuidado de personas que no son de su familia; alguien de la organización controla sus actividades y su documentación; no van a la escuela y también tienen deudas con sus captores. Estos menores son utilizados para la prostitución o redes de pedofilia, matrimonios forzosos o hurtos callejeros.
Otras formas de explotación se producen en el servicio doméstico y en el campo. En el primer semestre de 2013 fueron detenidas 421 personas y se efectuaron 750 inspecciones en prostíbulos y locales clandestinos.
La Policía reconoce la dimensión de esta lacra, que mueve cinco millones de euros al día, y que España es el segundo país de la UE con una mayor incidencia, después de Italia. Sin embargo, la persecución penal se mueve a un ritmo insoportablemente lento. Desde que la reforma del Código Penal tipificó en 2010 el delito de trata de seres humanos (se castiga con entre cinco y ocho años de cárcel), solo ha habido cuatro sentencias condenatorias de trata contra diez implicados. Hasta la reforma penal, el tráfico de personas se castigaba como inmigración irregular, delito contra los derechos de los trabajadores o explotación sexual.
Otro fenómeno nuevo es el aumento de la captación de víctimas a través de Internet. Los grupos contactan con ellas en los foros y redes sociales y les engañan con promesa de una vida mejor en España, o con falsas historias sobre compatriotas felices.
En la UE, la tendencia es un aumento de las víctimas de estas redes, un 18% entre 2008 y 2010, también de los menores, que representan el 15%, mientras que las condenas se han reducido un 13% y los traficantes detectados, un 18%. La mayoría de las víctimas residentes en Europa proceden de Rumanía y Bulgaria, mientras que las que vienen de fuera son de Nigeria y China.