Primero fue ‘Barbie’. Luego le llegó el turno a la ‘Bratz’. Y ahora irrumpe con fuerza la muñeca gótica. En dos décadas ha cambiado la forma y el rol del juguete más recurrido por las niñas: sigue siendo un pequeño maniquí, pero ya no tiene el pelo rubio oxigenado ni unas curvas tan agresivas. Ahora es una modelo de labios púrpura y grandes ojos de gata, menos escuálidas y con accesorio indispensable: unas afiladas botas. Pero hay una característica que no cambian en ninguna de las tres muñecas: siguen siendo unas románticas, da igual que el amado sea Ken o un vampiro.
Tim Burton y su ‘Novia Cadáver’ descubrieron la nueva muñeca, pero ha sido la saga ‘Crepúsculo’ la que ha catapultado este juguete. Maite Francés, responsable de publicidad y marketing de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) confirma que ha cambiado el modelo de muñeca por el fenómeno social generado por la película y las historias sobre vampiros y zombis. Explica que la industria del juguete utiliza como baza aquellos formatos televisivos o historias de ficción que han funcionado entre los niños para presentar sus productos y asegurarse que será casi un éxito. “Hay marcas que crean universos paralelos, pero esto es más arriesgado y además implica un mayor esfuerzo en publicidad. Para los fabricantes que no pueden hacer un gran inversión, recurrir a una serie o un dibujo de éxito es una fórmula segura”.
Los juguetes no pueden ser ajenos a los cambios sociales, señala la experta, que pone como ejemplo que el papel de la muñeca ha cambiado. Ya no juega tanto a ser mamá, sino a trabajar, como una ejecutiva. En los chicos pasa lo mismo. El escenario ha dejado de ser el barco pirata o el fuerte del lejano oeste, porque lo que se lleva es un plató de televisión.
Los clásicos no fallan
Para que los Reyes acierten, lo mejor es que recurran a los clásicos juegos de mesa, pero adaptados a los nuevos concursos televisivo tipo ‘Atrapa un Millón’, o al típico coche teledirigido. Los niños siguen pidiendo estos juguetes, pero también reclaman que incorporen alguna novedad tecnológica. “Podemos ver juguetes tradicionales, como los coches de radiocontrol que se mueven por la pared, explica Francés. También son recurrentes los clicks, a pesar de los años, pero ahora se dedican a ser agentes del espionaje, buzos, o a trabajar en un laboratorio de un gánster.
Los muñecos tienen más sentido del humor
Los personajes animados en los que se inspiran los muñecos también han cambiado, sostiene la experta. Hace 20 años se movían en escenarios más complejos, se movían con más lentitud y sus colores eran más apagados. Ahora el personaje ha ganado frescura y sentido del humor, es más dinámico y se presenta en un fondo plano. “No significa que hoy el personaje sea menos complejo porque la psicología infantil es similar. Pero es verdad que las formas han cambiado y el escenario donde se presenta es más simple”. Maite Francés añade que la variedad de canales televisivos y de formatos para niños ha contribuido al dinamismo de los personajes.
¿Y qué aportan los niños a la industria del juguete? Francés reconoce que la creatividad en las aulas es una asignatura pendiente en España, pero confía en que en el futuro los niños puedan aportar ideas al mercado. Que ellos sean los inventores de sus juguetes, sin necesidad de pedir deseos a una máquina de feria.