Las universidades podrán ofrecer a partir del próximo curso carreras de tres años y no solo de cuatro, como hasta ahora. La iniciativa, impulsada por el Ministerio de Educación, supondrá un importante ahorro para muchas familias -aunque no para todas-, pero sobre todo una opción para poder acceder al mercado laboral, con la formación suficiente, antes.
Es la parte positiva del decreto de flexibilización del sistema universitario español aprobado hoy por el Consejo de Ministros, que sin embargo, parece tener aspectos negativos para rectores y sindicatos. Para los primeros, por la pérdida de homogeneidad en el sistema universitario y, para los segundos, por la supuesta devaluación de los títulos universitarios que supone y porque puede suponer incluso un encarecimiento de la carrera, ya que ven necesario, para ser competitivos, estudiar los dos años de máster posteriores.
Pero una de las principales razones para impulsar este decreto ha sido la necesidad de adaptar el sistema universitario español -uno de los más rigidos de Europa- a su entorno. Hasta ahora, los estudiantes españoles se veían obligados a estudiar un año más la misma titulación que sus homólogos europeos, con un considerable encarecimiento de la carrera en España.
Esta situación, además provocaba numerosos problemas a la hora de homologar los títulos de España con los de otros países, y viceversa. Esto provocó, por ejemplo, que a muchos estudiantes extranjeros no se les reconociesen sus títulos de grado, impidiéndoles así cursar másteres en España y también dificultó el reconocimiento de los estudios de doctorado de los alumnos europeos.
El origen y la situación en Europa
El origen de esta situación fue la decisión del Gobierno español tomada en 2007 de optar por un sistema rigido en el ámbito universitario, con carreras de cuatro años y un año de máster, frente a lo que adoptaban la mayoría de los países europeos, que escogieron grados de tres, cuatro y cinco años, y con másteres de uno y dos.
La mayoría de los países europeos han optado, como España ahora, por un sistema flexible. Turquía, Armenia, Ucrania, Grecia, Kazajistán, Chipre o Georgia mantienen un modelo rígido y de cuatro años de carrera como el que tenía España hasta ahora. Evidentemente, estos países no son precisamente un referente universitario europeo.
Otra parte de los países europeos han optado, únicamente, por grados de tres años (180 créditos). Así, Bélgica, Finlandia, Italia, Francia, Islandia o Suiza apostaron claramente por implantar un modelo universitario de tres años y el 100% de sus estudios universitarios tienen esa duración.
Pero lo que predomina en Europa es un modelo mixto, con la posibilidad de optar por carreras de tres o cuatro años e incluso de otras duraciones. Alemania, Austria, Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, Holanda, Irlanda, Hungria, Lituania, Malta, Letonia, Noruega, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Albania, Serbia, Rumanía o Suecia, entre otros.
Países como Holanda, Hungria, Irlanda o Lituania tienen un sistema en el que prácticamente los grados de tres y cuatro años están repartidos al 50%.
Mientras, en Alemania, Andorra, Dinamarca, Bosnia-Herzegovina, Holanda, Reino Unido o Suecia, además de los grados de tres y cuatro años, tienen otros de diferente duración. Los países con mayor porcentaje de grados de una duración posterior son Alemania, Reino Unido, Holanda, Dinamarca y Suecia.