Sumados son más de 1.000 kilos de droga, principalmente cocaína, pero también heroína, hachís… Esa es la cantidad de estupefacientes que, en menos de cuatro años, han sido robados en España en las mismas dependencias policiales. Importantes alijos, incautados en costosas y complejas operaciones, que desaparecen de un día para otro.
Andalucía, la comunidad que más drogas decomisa en el país y una de las principales de Europa, es el destino preferido de estos ladrones, que se atreven incluso a robar a sus posibles captores. Tan sólo en un año, ya son tres los robos de este tipo registrados en diferentes puntos de la región: primero en un depósito de Málaga, donde robaron 500 kilos y en marzo, en Sevilla, donde se llevaron decenas de kilos en pleno Instituto Nacional de Toxicología.
El último caso se ha producido este pasado fin de semana en Cádiz. Los cálculos iniciales apuntan a que han desaparecido 290 kilos, en su mayor parte cocaína, del depósito policial de la ciudad gaditana, según ha confirmado este lunes la delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo. Más de 800 kilos de estufecientes arrebatados a la Policía.
La pregunta sonroja. ¿Cómo es posible que se produzcan estos robos? Fuentes policiales consultadas por Teinteresa coinciden en la respuesta: las medidas de seguridad no son las adecuadas, faltan medios y recursos para la vigilancia. Sin embargo, la impresión más repetida este día por los miembros de los cuerpos de seguridad del Estado es otra.
“¿Por qué tenemos que tener esa barbaridad de droga almacenada?”, se cuestiona Alfredo Perdiguero, secretario general del Sindicato Independiente de la Policía Española (SIPE), que puntualiza: “No nos vale de nada la droga. Una vez que se conoce el peso exacto del alijo y su grado de pureza, no tiene ningún fin guardarla”, opinión que comparte José María Benito, portavoz del sindicato mayoritario SUP.
La solución resulta aparentemente sencilla: destruir la droga. No obstante, la decisión debe ser tomada por el juez que lleva la investigación que, una vez haya recibido los informes periciales, puede dar orden de deshacerse del alijo. No siempre es así. El nuevo caso en Cádiz lo certifica. Otra cuestión alarmante es que el depósito robado, donde se guardaban cientos de kilos droga, está situado frente a la misma Comisaría Provincial de la Policía Nacional. Concretamente, desde el parque móvil donde aparcan los vehículos policiales.
Un robo a menos de 100 metros de Comisaría
Y aunque el local albergaba supuestamente, según fuentes policiales, las incautaciones de toda la provincia, entre ellos la mitad del hachís que se decomisa en todo España, el local no disponía de vigilantes presenciales y el sistema de cámaras no pudo detectar el robo. Estas mismas aseguran que el robo se realizó desde un edificio colindante mediante el método del butrón.
Extraña que nadie escuchara nada a apenas 100 metros de la Comisaría. Según el diario »Andalucía Información», los únicos dispositivos de seguridad en ese momento consistían en una cámara situada en el garaje y otra conectada a comisaría, que se encontraban averiadas durante el robo. Aún así, las medidas de seguridad se estimaron suficientes por estar tan cerca del edificio policial.
No acaba ahí. Por si fuera poco, la droga robada pertenece al mayor alijo incautado este año por la Policía en la conocida como »Operación Espartana», según la Cadena Ser. Más de 3.000 kilos de cocaína de gran pureza (es decir, que una vez manipulada podría duplicarse) y que se interceptó en alta mar a mediados de agosto en el buque SV Nikolay, a 50 millas de la costa de Cádiz, cuando se dirigía a Galicia. Ocho largos meses de investigación, que recibió reconocimiento a nivel europeo e internacional.
La sombra de la sospecha de nuevo sobre policías infiltrados
31 detenidos, la mayoría búlgaros que se dedicaban al transporte y a sus conexiones españolas, en tierras gallegas y en la capital. La red era abastecida por el famoso cártel colombiano de los Vélez, un clan bien conocido por la Policía al que habían conseguido descabezar en 2007, pero no borrar del mapa. Finalmente, fue arrestado también un sargento de la Guardia Civil, que estaba de baja desde hacía dos semanas antes de la operación. La sombra de la sospecha recae nuevamente sobre posibles agentes salpicados.
Otro ejemplo cercano data de 2008. Al menos 154,4 kilogramos de cocaína y heroína desaparecieron de la Jefatura Superior de la Policía Nacional en Andalucía. La droga se encontraba en el mismo corazón policial en la comunidad. El golpe venía de dentro.
Un exagente de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) fue procesado por sustraer con ayuda de tres cómplices, y en hasta seis ocasiones diferentes, alijos de droga que sustituía por yeso o sacarosa, entre otros. Sin embargo, los portavoces policiales rechazan que se mire siempre con recelo a los agentes cuando suceden estos casos. Al respecto, Interior ha puesto ya en marcha una investigación para depurar responsabilidades.
«El depósito no es tan difícil de localizar»
Mientras tanto, las dos hipótesis que se barajan son tres: una, que sea la misma banda que perpetró estos robos en los últimos meses, dos, que sea una venganza de los clanes implicados o, esta más plausible, que sean delicuentes que buscan vender la droga en grandes cantidades. Los investigadores creen que los ladrones sabían perfectamente cuál era el botín, por el que valdría la pena arriesgarse. En el mercado negro, tal cantidad puede quintuplicar, por lo menos, su peso en dinero. ¿Cómo descubrieron sin embargo los delicuentes dónde se guardaría el alijo?.
“El depósito no es tan difícil de localizar. Hay miles de confidentes en estas operaciones, de curiosos que se acercan, sólo tienen que seguir el furgón para saber el destino de la droga”, explica Perdiguero, aunque reconoce que oficialmente pocas personas conocen dónde se encuentran. Y lanza un aviso para que se tomen cartas en el asunto. “Los políticos y los mandos policiales vienen a sacarse la foto tras la operación. pero nadie toma medidas a pesar de que hemos advertido de este problema numerosas veces”.
De hecho, el portavoz del SUP en la ciudad gaditana, Francisco Camacho, explica que en diciembre de 2011, tras el robo similar en el depósito de Málaga, ya alertaron a la entonces comisaria provincial, Concepción de Vega, del «sistema poco fiable» de seguridad en Cádiz compuesto «por cámaras de vigilancia que se activan por el volumen». El trabajo y los recursos policiales desplegados durante meses, frustrados con un simple agujero en el interior del cuerpo policial.