Según ha explicado el ministro de Consumo, Alberto Garzón, el objetivo de estas recomendaciones es orientar a las instituciones y a los profesionales de estos centros para que elaboren dietas y menús que satisfagan las necesidades nutricionales de sus residentes y que, al mismo tiempo, fomenten una alimentación que proteja la salud individual y respete el medio ambiente. Todo ello, sin perjuicio de la existencia de excepciones para las personas con patologías que deban ser tratadas de forma específica.
«Nuestros mayores han de contar con todo el apoyo del Gobierno en el acceso a una dieta saludable, sostenible y digna. Además, debemos de garantizar el estricto cumplimiento en materia de seguridad alimentaria y evitar bochornosas imágenes como las que hemos conocido por las denuncias de trabajadores, usuarios y familiares», ha argumentado Garzón.
De acuerdo al último informe del Comité Científico de la AESAN, las recomendaciones diarias generales para las personas mayores de 65 años son:
Entre tres y seis raciones de cereales: siempre que sea posible, deberán ser granos enteros o integrales. Se propone el consumo de mijo, sorgo, trigo espelta y trigo sarraceno porque, además de tener calidades nutricionales óptimas, ayudan a diversificar los cultivos y mejoran la resiliencia de los sistemas alimentarios.