Desde su invención en el siglo XIX, utilizamos las bombillas incandescentes como principal fuente de luz en nuestras casas. El inglés Humphry Davy dio los primeros pasos hacia la iluminación incandescente en 1801, al hacer pasar en sus experimentos una corriente eléctrica por una lámina de platino. En 1879, Thomas Alva Edison comercializó por primera vez una bombilla incandescente con filamento de carbono. A principios del siglo XX la empresa húngara Tungsram introdujo el filamento de tungsteno, que se ha venido utilizando en la fabricación de bombillas hasta nuestros días. La primera bombilla dio luz durante sólo 14 horas consecutivas.
Según Muy Interesante, Edison hace la primera instalación eléctrica de iluminación: 115 bombillas en el vapor Columbia. En 1881 crea en Nueva York la primera central de luz y energía del mundo, con redes subterráneas para llevar la corriente eléctrica. Dos años después patenta el kinetógrafo, una cámara para 17 metros de cinta, y el kinetoscopio, un equipo ocular individual para ver imágenes sucesivas. Por fin, en 1896, logra el cinetófono. La mente de este gran mito norteamericano sólo descansó con su muerte en 1931.
La bombilla que también se merece entrar en la historia es la que lleva 111 años encendida en un parque de bomberos de Livermore ebn California. Es una de las principales atracciones turísticas de la ciudad. Es, además, uno de los primeros ejemplares de una tecnología a la que le quedn días. La bombilla de Livermore ha iluminado durante más de un millón de horas la estación de bomberos de Livermore-Pleasanton y aunque su potencia es muy baja -sólo 4 vatios- para los bomberos de la comunidad simboliza el valor de estar de servicio 24 horas al día.