El todopoderoso Fabra, miembro de una dinastía política ligada a la Diputación de Castellón desde hace 140 años, se convierte en el primer miembro de su familia política en ingresar en prisión.
Tenía hasta las 00:00 horas de la jornada de este lunes para hacerlo. Finalmente, esta tarde ha ingresado en el Centro Penitenciario VI – Aranjuez, uno de los más conflictivos de la Comunidad de Madrid, según fuentes de Interior.
Lo más habitual es que un recluso ingrese en una prisión de su provincia o cercana a su residencia familiar. ¿Qué lleva a alguien como Carlos Fabra a elegir este destino? «Es probable que se deba a amistad con alguien de la dirección del centro. Al final, los directores son cargos políticos», especulan los responsables de Prisiones. Pero existen otras razones.
Fabra es natal de Castellón y vivía en Valencia. Su traslado Madrid podría estar motivado porque tres de sus hijos viven en la Comunidad. Además, otra razón podría deberse a que el expresidente provincial querría encontrarse cerca del doctor que en 2010 le transplantó un hígado. El cirujano y premio Príncipe de Asturias, Enrique Moreno.
Es la misma razón que llevó a José Ortega Cano a elegir Zaragoza como destino para ser recluso en lugar de una prisión andaluza. Aún así, su destino no es definitivo. Existen dos procedimientos. Si el encarcelado se presenta en un centro de forma voluntaria, tiene derecho a ser admitido independientemente del lugar en el que se encuentre o las características del mismo. «Fabra podría haber sido admitido en una cárcel de mujeres». También se puede solicitar el ingreso en una prisión, por cercanía familiar o por características similares a las del resto de reclusos. Una vez el centro ha hecho todo el papeleo, traslada toda la información a la Dirección General de Instituciones Penitenciarias. Allí la junta de Tratamiento decide el destino final.
Dentro de la Comunidad de Madrid, Fabra tenía para elegir 14 prisiones, entre ellas la de Estremera, donde se encuentra su antiguo compañero de partido, Francisco Granados, encarcelado por ser el cabecilla de la trama Púnica. Sin embargo, el expresidente de Castellón ha elegido la cárcel de Aranjuez, «una de las más duras por el tipo y la cantidad de internos», según fuentes de Interior.
La cárcel de esta localidad, a 60 kilómetros de la capital, tiene once módulos. Los menos problemáticos son el de estudiantes y el de »ingresos», destinado para personas que se encuentran por primera vez entre rejas o que han cometido delitos menores. Todos pasan sus primeros días en chirona, de adaptación, en esta división, «hasta que un psicólogo decide si lo más conveniente es trasladarle a otro lugar o mantenerlo ahí, dependiendo de las circunstancias».
El resto de módulos si que protagonizan más problemas. En ellos viven personas que han cometido delitos graves como homicidios o asesinatos. Algunos de ellos son drogodependientes y normalmente tienen problemas con drogas.
El perfil de Fabra, primera vez en prisión y por un delito económico, hace pensar que finalmente Fabra estará en el mejor módulo. Sin embargo, todos los presos comparten algunos espacios como enfermería. También suelen coincidir en misa los domingos.
En el año 2009, este centro duplicaba el número de reclusos para el que estaba diseñado. Tenía una capacidad para albergar a 936 presos. Sin embargo, llegaron a vivir en su interior 1.736 personas. La ley obliga a que en cada celda viva únicamente un encarcelado, sin embargo esta situación casi nunca se cumple. «Antes era un privilegio, ahora empieza a ser más normal». La situación ha mejorado tanto en Aranjuez como en otras prisiones. En la actualidad, Fabra compartirá »casa» con alrededor de 1.200 recursos, una cifra aún muy por encima de las capacidades de las instalaciones. Pero ya no se puede hablar de hacinamiento.
En 2002, uno de los presos acuchilló hasta la muerte a un compañero encargado del economato. Cinco año después volvía a repetirse una pérdida similar. Un condenado a 25 años de cárcel, mató a otro recluso de origen marroquí. Desde Interior, insisten en que esta situación no era normal. Reconocen que todos los sitios son problemáticos de por sí, pero en Aranjuez hubo una época en la que todos los meses había apuñalamientos. Varios funcionarios de prisiones denunciaron agresiones habituales en el año 2009.