El término ‘vegasexual’ es relativamente nuevo, pero gana adeptos cada día. Según un estudio publicado por la Universidad de Carterbury (Nueva Zelanda) algunos veganos (personas que no consumen ningún tipo de producto de origen animal) evitan tener sexo con carnívoros por temor a “contaminarse” con residuos de origen animal a través de los fluidos corporales.
“Me disgustaría si viera a mi pareja comiendo pollo. Probablemente no podría besarlo”, dijo una de las participantes del estudio. «Las personas que siguen una dieta carnívora son una especie de cementerio de animales”, agregó otro. «No me gustaría tener relaciones con alguien cuyo cuerpo está compuesto, literalmente, por restos de seres vivos que murieron para ser su sustento», reveló un tercero a los investigadores de la Universidad de Canterbury.
Sin embargo, según Ignacio San Segundo, reputado bioquímico, esta teoría de que en los fluidos corporales se encuentren partículas animales es una falacia. «Puede ser que la saliva contenga partículas animales, pero el resto de fluidos, como el sudor u otras secreciones, son desechos de elementos ya procesados y reconvertidos en los que esas proteínas han desaparecido». Por lo tanto, son iguales a los fluidos del cuerpo de un vegano.
Asimismo, los encuestados aseguraron percibir un aroma diferente, casi insoportable, de los cuerpos de las personas que consumen carne. Una de las personas que participo en la investigación dijo que había tratado de tener relaciones sexuales con alguien que comía carne, pero se dio cuenta de que el olor de su pareja “por comer cadáveres de animales” le resultaba repulsivo, y agregó: “Para mí compartir valores y códigos de moral similares es tan importante como la química sexual”.
En este sentido, cabe concluir que más que una tendencia sexual nos encontramos ante una filosofía de vida, donde es lícito que una persona de determinada ideología quiera compartir su vida con alguien que piense como ella. Jon Amad, director de la fundación Pro Vegan, cree que «las diferencias de opinión entre las personas pueden hacer que el atractivo sexual se esfume», es decir, que es algo más ideológico que biológico.