El «cerebro» de la mayor trama de corrupción descubierta hasta la fecha en un Ayuntamiento español, el de Marbella, ha sido condenado hoy a 11 años de prisión y a una multa de 240 millones de euros, según la sentencia.
Roca ha sido condenado por cohecho pasivo, blanqueo de capitales, fraude y prevaricación.
Dos años de prisión de la condena corresponden a un delito de cohecho pasivo para acto injusto, por el que tendrá que pagar 40 millones de euros.
Cinco años de cárcel por blanqueo de capitales, más 200 millones de euros de multa.
Por la Operación Vente Vacio, ha sido condenado por fraude a una pena de 2 años de prisión, y por prevaricación administrativa por el mismo caso.
Por la Operación Portillo ha sido condenado por cohecho pasivo a un año de prisión o una multa de 300.000 euros.
Por el Convenio Aifos ha sido condenado a dos años más de prisión.
En la permuta Edificio Institucional, Convenios Llorca y convenios Construcciones Salamanca ha quedado absuelto. También ha resultado absuelto de las acusaciones que pendían sobre su persona en los casos Arenal 2000, Operación Crucero Banús, y Operación La Gitana.
EL JEFE DE MARBELLA EN LA SOMBRA
Juan Antonio Roca (Cartagena, 1953) llegó a Marbella en 1992 “en la ruina”, según Hacienda, y en 15 años pasó a acumular una fortuna que, según él mismo reconoce, llegó a alcanzar los 210 millones de euros. El ‘Jefe’, como le llamaban sus subordinados que acudían obedientemente a la oficina de Planeamiento 2000 desde la que maquinaba el urbanismo y el destino de Marbella, reconoció en una entrevista que durante sus años de poder “fue el cajero y el recaudador” de la ciudad, aunque no daba dinero a los concejales, sino que se los prestaba.
«‘Soy el que mando», decía a sus íntimos- se sabía en Marbella- este murciano de gustos exquisitos, a tenor de lo que se encontró en los registros cuando saltó el escándalo de la trama de Malaya, el 29 de marzo de 2006. Ganado de toro de lidia, un palacio, animales disecados una pista de aterrizaje para helicópteros, un hotel en el Rocío, embarcaciones de lujo, un avión, un helicóptero, una colección de carruajes, vastas fincas en Murcia y Marbella, promotor de 186 operaciones inmobiliarias para comprar solares, locales y garajes… Sumaba y seguía. El resultado es que los equipos municipales de Marbella han cifrado en 500 millones de euros el agujero presupuestario. Aunque el Consistorio ha dicho que las pérdidas son más, porque hay que valorar la ruina en la que quedaron muchos servicios municipales, obras paralizadas y deudas con la Seguridad Social.
Roca, obsesionado con la seguridad que mandaba colocar sistemas de vigilancia para pequeñas fiestas privadas, lideró, según la Fiscalía, «una organización criminal» integrada por abogados, empresarios, funcionarios, marchantes de arte y políticos, para montar su imperio, que se cuidó en esconder gracias a la meticulosa red de testaferros y bufetes de abogados que camuflaron sus cuentas y sus bienes con sociedades fantasma, u otras compañías. Según la investigación, su entramado societario lo componía 71 empresas. El nombre aparecía vinculado a sociedades como Marqués de Velilla, One Properties, Condeor… y, sobre todo, Maras Asesores, que se ha convertido en el arma de la Fiscalía contra Roca. La Policía se incautó de material incriminatorio en ordenadores, disquetes. Unos documentos valiosos porque contienen fechas, iniciales y cantidades que supuestamente se repartieron en concepto de sobornos y que beneficiaron a concejales, funcionarios e intermediadores por colaborar con sus servicios a mantener su imperio.
“Para encubrir la titularidad de esos bienes, ilícitamente obtenidos, y poder disfrutarlos sin riesgo, Roca constituyó una verdadera organización, integrada por un nutrido grupo de personas que, bajo su dirección, gestionaban y administraban su patrimonio, como si de una empresa se tratara, encomendándose a sus integrantes distintas funciones, y que se fue ampliando a medida que el volumen de sus negocios y la importancia del patrimonio acumulado lo fuera demandando”, asegura en su escrito acusatorio el fiscal Juan Carlos López Caballero, que pide para él 30 años de cárcel y una multa de 810 millones de euros. La acusación mantiene que el exasesor de Urbanismo alcanzó el poder con el culto al “soborno sistemático y generalizado”, que llegó a alcanzar hasta el estamento judicial –Roca pagó 73.800 euros al exjuez Francisco Javier de Urquía para comprar una casa, a cambio de favores judiciales.
“Esta situación de poder se sustentaba en el soborno sistemático y generalizado a sus integrantes, mediante el pago regular de importantes cantidades de dinero, lo que le permitía disponer a su antojo de la voluntad de las autoridades municipales”, relata el fiscal.
Roca no fue en ninguna lista municipal, pero actuaba como alcalde de facto. Lo dice también el fiscal –se decía en Marbella durante 15 años: “Pese a no ser cargo electo ni detentar la jefatura de servicio municipal alguno, ha venido ostentando una posición de dominio sobre la corporación, hasta el punto de que los concejales del equipo de gobierno y la propia alcaldesa aparecían subordinados a su poder de decisión”.
–“Lo siento cariño, pero sí te pagué”, le dijo Roca en un careo judicial a la exalcaldesa de Marbella Marisol Yagüe, quien, según el sumario judicial, se costeó dos operaciones de cirugía estética con dinero que le entregó el Jefe, tras un soborno con una constructora.
Patas y colmillos de elefante, alfombras hechas a partir de pieles de tigre o de oso polar, fotos de Roca durante sus jornadas de caza, una cabeza de elefante y otra de un hipopótamo disecadas, gran variedad de animales disecados, desde una hiena, un cervatillo o una jirafa, hasta un oso, un cocodrilo o un búfalo… Todo esto se veía en las imágenes distribuidas por la Policía en los registros de las propiedades de Roca, unas imágenes que abrieron los informativos desde el miércoles 29 de marzo de 2006 y hasta que el Ayuntamiento de Marbella se quedó huérfano –sus dirigentes en los calabozos y la ciudad en la calle ahora sí evidenciando ese secreto a voces. Una gestora gobernó la ciudad hasta las elecciones municipales de 2007, que acabaron con dos décadas del GIL. Unas siglas de un dueño, el exalcalde fallecido Jesús Gil, a quien Roca culpa ahora de todos los desmanes urbanísticos.
“El señor alcalde determinaba las condiciones de los convenios. Yo solo elevaba propuestas”, dijo el murciano en el juicio. Y añadió que no existía ningún dato objetivo que demostrara que él decidía sobre las licencias”.
Si lo que se encontró en su búnker de Maras Asesores servirá para rebatir su tesis, eso lo sabe la Sección Primera de la Audiencia de Málaga, que ha dictado su sentencia.
Como en caso Bárcenas, las anotaciones de Roca guardan enigmas que de vez en cuando alimentan rumores maquiavélicos. Como el famoso JAG, que aparecía en un documento intervenido con una cantidad de 200.000 euros y que se relacionó con un cargo de la cúpula policial. La investigación acabó archivándose. “No me pronuncié ni me pienso pronunciar sobre eso”, zanjó en el juicio.
Roca, que preguntó en la sala por qué piden más años de cárcel para él que para el asesino de Mari Luz, aprovechó su última intervención en el juicio para lamentar el “daño causado a Marbella” por asociar el nombre de la ciudad a ‘Malaya’.