Psiquiatras forenses reconocen que hay alto riesgo de que delincuentes sexuales con una personalidad psicopática reincidan una vez que salgan de la cárcel. El doctor Alfonso Rodríguez, que ha trabajado con este perfil de reclusos, explica que para estos internos la cárcel se convierte más en un medio preventivo que rehabilitador.
«Son delincuentes con una conducta difícil de cambiar», señala el psiquiatra, que explica que la terapia en prisión combina el tratamiento cognitivo y farmacológico con el trabajo de trabajadores sociales y psicólogos. «Intentamos que asuman de forma objetiva el delito y la culpabilidad. Para medirlo, aplicamos escalas de simulación y graduaciones de personalidad. Pero es complejo evaluarlo y lo habitual es que engañen».
¿Cómo son estos presos, condenados por repetidas violaciones o asesinato por móvil sexual? Según Rodríguez, tienen una personalidad cercana a la psicopatía, es frecuente que engañen y muestran nula empatía y pocas emociones. En prisión, el comportamiento suele ser muy correcto, no dan problemas. «Venden la imagen modélica en la cárcel, donde no hay estímulos sexuales».
El especialista explica que hay personas con «una base disposicional a cometer estos delitos sexuales» por varios factores, entre ellos, uno biológico, pero también los externos (aprendizaje, experiencias de la infancia o juventud…).
Este perfil de delincuente sexual es distinto a aquel que comete una agresión en un momento puntual, movido por circunstancias externas, como adicciones a las drogas. «En estos casos se consigue más la rehabilitación, que el recluso aprenda a modular sus emociones y orientarlas correctamente».
El fallo de Estrasburgo contra la doctrina Parot puede suponer la excercelación no solo de más de medio centenar de presos de ETA, sino de peligrosos delincuentes sexuales y asesinos, como Miguel Ricart. El doctor José Cabrera sostiene que Ricart no presenta el perfil de criminal reincidente: «No va a volver a las andadas. No fue el inspirador del crimen ni el jefe malvado, sino que se movió por cierta presión de Antonio Anglés».
Cabrera también piensa que los delincuentes sexuales son reincidentes, encadenados por la libido. «Si no hacen una terapia grupal a fondo, existen probabilidades de que reincidan».