Benedicto XVI dijo hoy que en torno al ser humano actual crece un desierto espiritual, que no parece más libre a pesar de tantos descubrimientos y se siente más desorientado, y ello se debe a que el saber científico «no basta» y se necesita «amor y esperanza, una renovada educación a la fe».
El pontífice hizo estas manifestaciones ante varias decenas de miles de fieles que asistieron en la plaza de San Pedro del Vaticano a la audiencia pública de los miércoles, cuya catequesis dedicó a la fe.
El papa teólogo se preguntó si tiene sentido la fe en un mundo en el que la ciencia y la técnica han abierto horizontes hasta hace poco impensables y afirmó que en este tiempo «es necesaria una renovada educación a la fe, que comprenda un cierto conocimiento de la verdad, de los eventos de la salvación y que nazca de un auténtico encuentro con Dios».
«Hoy, junto a tantas señales de bienestar, crece alrededor del hombre un cierto desierto espiritual. A veces se tiene la sensación de que el mundo no camina hacia una sociedad más fraterna y pacífica y que las mismas ideas de progreso muestran largas sombras», subrayó.
Agregó que, a pesar de los grandes descubrimientos de la ciencia y la técnica, el ser humano de hoy no parece que sea más libre y más humano, ya que permanecen muchas formas de explotación, de manipulación, de violencia, de atropellos o de injusticia.
Benedicto XVI aseguró que de lo anterior se desprende que el mundo de la planificación, del cálculo exacto y del saber por si solo no basta, «ya que necesitamos no sólo de pan material, sino también de amor, esperanza, una base segura, un terreno sólido que nos ayude a vivir con un sentido auténtico».
«La fe nos dona esto. La fe es confiarse en Dios, el que nos da una certeza diferente, pero no menos sólida de la que viene de la sociedad del cálculo exacto o de la ciencia», señaló.
Añadió que la fe es un don de Dios, «pero también un acto profundamente libre y humano», y no es contrario ni a la libertad ni a la inteligencia del hombre.
Durante la audiencia, una delegación de Panamá presentó a Benedicto XVI tres imágenes de la Virgen de Santa María la Antigua, patrona de ese país, con ocasión del 500° aniversario de la creación de la primera diócesis en tierra firme en el continente americano.
La imágenes fueron presentadas al papa por el prelado José Luis Lacunza, presidente de la Conferencia Episcopal panameña; José Domingo Ulloa, arzobispo de Panamá, y José Dimas Cedeño, arzobispo emérito de Panamá.