Hoy se celebra el Día Mundial de la Alimentación bajo el lema »Protección Social y Agricultura para romper el ciclo de la pobreza rural», un nuevo toque de atención ante una de las mayores paradojas actuales de la humanidad: más de 800 millones de personas pasan hambre y 40.000 mueren al día por falta de alimento, mientras que alrededor de 1.500 millones sufren de obesidad o sobrepeso, en un planeta que produce alimentos suficientes para abastecer a 9.000 millones de personas.
Según Naciones Unidas, estos datos son contundentes y dramáticos, no es posible seguir mirando para otro lado y hay que poner todo el empeño en alcanzar los renovados objetivos de Desarrollo Sostenible.
La jornada »Alimentación sostenible en un planeta finito», organizada esta semana por CECU, SEAE, SEO/BirdLife y WWF y en la que se dieron cita más de un centenar de expertos, ha permitido constatar el interés de todas las partes implicadas por entablar líneas de colaboración conjunta y desarrollar propuestas de trabajo respecto al reto de garantizar la alimentación de una población creciente ahora y en el futuro.
Entre otros ponentes, la jornada contó con la intervención de José Esquinas, directivo de la FAO durante más de 30 años y experto en el estudio del hambre y la pobreza, quien expuso una visión general de la situación y los elementos clave para encontrar una solución. “No se trata de producir más, sino mejor y donde hace falta, reducir la ingente pérdida y desperdicio de alimentos y que toda la sociedad tome conciencia y actúe”, afirmó.
En diferentes mesas redondas se plantearon cuestiones relevantes en torno a tres grandes bloques: los impactos sociales y ambientales del modelo actual, las contradicciones políticas que dificultan la solución del problema y el papel de los mercados globales, locales y financieros.