Un informe de la Organización Iberoamericana de Juventud advierte del desequilibrio entre las inversiones de los gobiernos iberoamericanos en tercera edad e infancia, con el grueso de inversiones sociales, frente a la juventud, que recibe más que hace diez años, pero sigue siendo cantidades «insuficientes».
El coordinador del III Informe Iberoamericano de Juventud, Paul Giovanni Rodríguez, que es también el director de cooperación de la Organización Iberoamericana de Juventud, ha explicado a Efe que en España se da esta situación sobre todo por la pirámide de población, aunque es algo que se detecta en los más de veinte países que se han analizado.
En todos ellos se ha realizado un estudio sobre inversiones en protección social, en materias como salud, educación y políticas de vivienda y empleo.
Rodríguez ha explicado que en el caso de América latina la razón de ese «desequilibrio generacional que se debe corregir» es que se ha realizado un esfuerzo notable para enmendar la falta de cobertura en educación primaria, para intentar escolarizar a toda la población infantil, y se está respondiendo a las carencias de protección social de la tercera edad, lo que ha dejado a los adolescentes y jóvenes «en segundo plano».
En cuanto a la salud, ha afirmado que en algunos países el 80 por ciento de la inversión en esta materia que reciben las personas se produce en sus últimos 45 días de vida.
Ha aclarado también que el 70 por ciento de las inversiones en juventud se producen en educación, pero la mayor parte de esa inversión no se dedica a la pedagogía, sino al sostenimiento de las plantillas de docentes y administrativos y de las infraestructuras.
Rodríguez ha señalado que también es necesario que los gobiernos refuercen las políticas de vivienda y, sobre todo, de empleo.
En este sentido, ha destacado la necesidad de generar empleo de calidad para jóvenes, ante el riesgo que se detecta en varios países en los que acceden en muchos casos a empleos inestables y sin derechos laborales ni protección social, con lo que entran en un círculo del que es difícil salir.
En el caso de España, ha considerado que los esfuerzos del Gobierno por mejorar el empleo para jóvenes empiezan a apreciarse, aunque ha estimado que es necesario esperar para ver si se instala «una política inclusiva más sostenible en el ámbito laboral».
En las conclusiones del informe, se señala que las políticas de empleo juvenil deben involucrar a los sectores de trabajo, educación y formación, con un sistema de «rutas flexibles» para conseguir y conservar un empleo.
Se plantea también que las intervenciones que se realicen en política juvenil deben contar con la participación de organizaciones de empleadores y trabajadores, organizaciones juveniles y órganos rectores en materia de empleo del sector público y del privado.
El informe ha sido dado a conocer hoy en el XVII Congreso Iberoamericano de Ministros de Juventud que se celebra desde ayer en la capital burgalesa, con la presencia de representantes de más de una veintena de países.