Este curso pagar la matrícula de la universidad va a ser más caro. Pero, aún más si eres un mal estudiante. Las tasas universitarias se van a cebar con las segundas, terceras, cuartas y siguientes matrículas, por lo que «tener pendientes» puede doblar como mínimo el coste de la carrera. Con el encarecimiento de los precios de las materias pendientes, el Gobierno pretende promover la excelencia académica.
Ahorrar y suspender no van de la mano este año. Muchos estudiantes se las van a tener que ingeniar para hacer frente a la factura universitaria. Dadas las diferencias en el aumento de las tasas en los centros académicos, las soluciones pasan por cambiar de universidad, matricularse la mitad de materias o el remedio de siempre, hincar codos. Son algunos de los efectos colaterales de la subida de las tasas universitarias acordada por el Gobierno y que han aplicado las comunidades autonómas, según sus criterios y su política. Un aumento de precios que no llega a todos por igual. Mientras que en Cataluña y Madrid se puede llegar a pagar este curso 600 euros más por el curso académico, en Galicia las tasas se congelan en la primera matriculación.
Los universitarios pagan con su matrícula el 15% del coste de la carrera. Con el repunte de las tasas, el Ejecutivo lo amplía hasta el 25%. El modelo de financiación en España se caracteriza por tener unas tasas bajas, en comparación con países anglosajones o Japón. Pero la proporción de alumnos que acceden a préstamos o becas no es alto: el 34% de los universitarios tiene ayudas.
Cristina Gómez, una joven de Toledo alumna de Enfermería en la Universidad Rovira i Virgili (UVR) de Tarragona ha pagado 1.600 euros por la matrícula este curso. Sus amigas de su ciudad han abonado alrededor de 1.000. Admite que se marchó a estudiar a Cataluña porque la nota no le llegó para elegir una universidad más cercana. Ahora siente que está siendo penalizada por no llegar a la calificación. En 2011 le autorizaron el traslado del expediente académico a Talavera de la Reina, pero lo rechazó al comprobar que suponía un cambio de calado en el plan de estudios. «No me convenía porque tenía que cambiar el temario casi por completo». Cristina critica las diferencias entre comunidades en los precios. «Si todos vivimos en España, ¿por qué hay tantas diferencias en el sistema público universitario?». Durante los veranos trabaja de socorrista para pagarse la matrícula y tener unos ahorros para vivir en Tarragona.
Un alumno de »matrícula» lleva dos años esperando su beca
A Enrique Molina, estudiante de 6º de Medicina en la Universidad de Albacete, le han subido 200 euros la matrícula. «No es tanto», dice el joven, si se tiene en cuenta lo que pagan los universitarios de Valencia o Cataluña. En total, el curso le saldrá por 1.250 euros. El problema, según explica, es que supone un esfuerzo para él porque pensaba que llegarían los 2.500 euros de beca por excelencia académica que le concedieron hace dos años. Cuando llama al departamento de becas del Gobierno autonómico, no saben o no contestan. «Encima, en la universidad están poniendo restricciones a la gente que trabaja y estudia, porque tienen que cumplir con una serie de créditos».
Aunque la tarifa de primera matrícula no ha subido tanto como en otras autonomías, Enrique advierte del coste de repetir una materia de su especialidad. «Hace un año se pagaba 150 euros por una, ahora el doble».
Ex estudiante de Historia: «Administrativamente me han hecho la vida imposible»
Mohammed (nombre ficticio), de Lleida, es un ex estudiante de Historia. Entró en la universidad con beca y empezó a cursar sus estudios hasta que tuvo que dejarlo por circunstancias personales. El problema es que cuando quiso reincorporarse ya no podía pagar la matrícula, porque había subido «el doble» por las materias pendientes. Este joven vive en una familia monoparental con dos hermanos y depende de los ingresos de su madre. Sostiene que nunca le informaron de que por pertenecer a una familia numerosa podría recibir ayudas para pagar el coste de los estudios. «Administrativamente me han hecho la vida imposible». Asegura tener problemas para obtener la documentación. «Empecé ilusionado la universidad. Pensaba que era una manera de progresar, no tengo por qué fregar platos toda la vida».
Ahora, con asignaturas pendientes, la escalada de las tasas, y problemas económicos en su casa, ve imposible acudir a una clase presencial en la universidad. Pero no pierde la esperanza de poder matricularse de alguna materia en la UNED, si “mejoran las cosas en la familia».
Oriol pagó 1.200 € el primer año; este curso le sale por 2.300
Oriol Martín, estudiante de Economía, pagará 2.300 euros por este curso académico. Recuerda que su primer año le salió por 1.200. Si fracciona el pago en diez plazos, deberá pagar un interés del 6,5%. Para costearse la carrera, aporta los ingresos de 300 euros mensuales de una beca en una biblioteca. “Soy uno de los pocos jóvenes que puedo permitirme trabajar y pagar los estudios (no solo es la matrícula, sino el piso, transporte…). De lo contrario, dice, tendría que haber cursado menos asignaturas.
Los estudiantes pueden pensar en pedir un crédito. El Banco Santander, por ejemplo, dispone de una línea de préstamo para estudiantes de 31 años, que tiene una carencia de entre seis meses y un año después de la carrera.
«Cuatro compañeros de clase se han cambiado de ciudad»
A Esther Lopera se le ha pasado por la cabeza trasladarse a otra ciudad para continuar con sus estudios de Logopedia. Pero al final ha hecho números y puede seguir en la Universidad de Barcelona, mientras le ayuda su familia que reside en Menorca. Pero la opción de buscar otro centro no es descartable. «Vivo con angustia el inicio de este curso. He pagado 2.500 euros por la matrícula y con las condiciones que ha puesto la Generalitat no sé aun si me darán beca». Lamenta que existan diferencias en la universidad pública. «Cuatro compañeros de mi clase que son de fuera se han cambiado de ciudad. Dos estudiarán ahora en Granada y los otros en Madrid y Tenerife… Aquí no pueden». Ella se queda, de momento. Eso sí, ya sabe que no podrá cursar un máster en Barcelona.
Zouhair, admitido en un máster que cuesta el doble
Tampoco sabe si podrá cursar el máster en investigación sociologica Zouhair. Este joven de 27 años de Tetuán (Marruecos) y residente en Barcelona se llevó una sorpresa cuando vió que el posgrado en el que ha sido admitido costaba el doble de lo previsto, 2.500 euros. «No depende de mí. Estoy pensando en pedir dinero a amigos y a mi familia. Pero es que con lo que vale la matrícula puedo vivir cuatro meses«, exclama. Licenciado en Comunicación Audiovisual, explica que la administración pone trabas en la concesión de créditos para personas que no se han nacionalizado o no tienen la residencia permanente. «Muchos estudiantes de máster no han podido ahorrar para pagarse la matrícula. «Si el Gobierno recorta en universidad, nos recorta el futuro«.