Catalunya no es Escocia, pero también en Catalunya habrá su “Libro Blanco” que lucirá las excelencias que tendrán los catalanes si el Principado llega a ser independiente. Hasta ahora se han dicho muchas cosas: se pagará menos de electricidad, se pagarán menos impuestos, los salarios serán mejores, la Seguridad Social estará más sana y pagará más a los parados y mantendrá el poder adquisitivo de las pensiones, estará en el euro, el salario mínimo será más alto, Catalunya independiente no puede salir de Europa pues ya está en Europa, y además porque “lo dicen en voz baja todos los grandes dirigentes europeos” (esto lo dice sobre todo Oriol Junqueras, presidente de Esquerra Republicana).
Los partidarios de la independencia de Catalunya han sondeado incluso la Monarquía española, si se quiere hacer como en Gran Bretaña, donde la Reina es Reina de los países separados de la Commonwelth, aunque esto en España no es posible porque el Rey es el primer defensor del Estado Español y Capitán General y jefe de todos los Ejércitos, que velan por la unidad de España. Ahí está una diferencia substancial. Otra diferencia es que mientras en Gran Bretaña es posible la celebración de referéndums secesionistas (sobre todo si se pierden) pues no tiene una Constitución como tienen los países europeos democráticos, como es el caso de España. No es posible, praxis política y legalidad en mano, que el Rey esté de acuerdo con el secesionismo.
Por otro lado, Gran Bretaña no se rige por una constitución al estilo clásico de las democracias europeas. Pueden hacer referéndums. Escocia no buscará entrar en la Eurozona, es decir en el euro y prefiere la Libra Esterlina, y Catalunya quiere no salir del euro, simplemente porque “ya está en el euro” dicen los independentistas.
El Banco de Inglaterra, dicen los separatistas escoceses, será “la entidad de préstamo de último recurso”, y Catalunya deberá depender del Banco Central Europeo. Sigue también una larga lista de beneficios sociales, a las familias, a los trabajadores, a las empresas, con ayudas, subvenciones, desgravaciones fiscales, etc., como consecuencia de no pagar los impuestos a España y revertirlos todos a Catalunya, salvo los costes a la Unión Europea. No se citan en Catalunya los costes de un ejército, de la diplomacia, de pertenecer a la OTAN, pues todo lo militar en el Principado si no se puede hablar de supresión es mejor no hablar de ello.
Sin embargo, en Catalunya se produce un factor favorable, y es que si bien todos los países dicen por activa y pasiva que el caso de Catalunya es un “asunto interno de España”, no todos actúan como si así fuera, como es el caso de los Estados Unidos, que por una parte apoya al Estado Español y por otra al secesionismo catalán, sin ahorrar gestos como la despedida del Cónsul, la despedida del embajador, el Cónsul en Barcelona recibido con banderas independistas y en el Liceo con cánticos y banderas esteladas.