Carmen Romero Dorr ha publicado su primera novela, ‘El último regalo de Paulina Hoffmann’ (Planeta) en la que, inspirada por las vivencias de su propia abuela, ahonda en la historia de una superviviente alemana de la Segunda Guerra Mundial que se traslada a España tras la Guerra Civil, así como en las situaciones a las que tuvieron que enfrentarse las mujeres de la época.
«Las mujeres, tanto antes como ahora, hemos sentido culpa de los abusos«, ha señalado la autora en una entrevista con Europa Press. Romero recuerda que, durante la Segunda Guerra Mundial, se produjeron «más de dos millones de violaciones de mujeres alemanas por parte del ejército rojo» y que esto «esto no salió a la luz hasta las últimas décadas del siglo pasado».
En este sentido, la autora asegura que, aunque la situación de las mujeres entonces y la actual «es muy diferente» porque, en su opinión, «se ha avanzado mucho», las mujeres que sufren abusos en la actualidad también experimentan un sentimiento de culpa. «Es algo de lo que se habla, hay vergüenza y un sentimiento de echarte la culpa a ti misma que tienen muchas mujeres que no se atreven a denunciar», ha lamentado la autora.
Además, a su juicio, las mujeres tienden a «castigarse» y «fustigarse» más que los hombres «por las cosas que hacen» y «las que les suceden». «Pero está el proceso de prepararte a ti misma para ser feliz, y ese es el mensaje de la novela que, a pesar de la dureza de los acontecimientos, supone un canto a la vida de sobreponerse a las cosas que ocurren».
El libro, según su autora, «tiene una parte real y una parte ficticia» pues, según ha explicado, surge a raíz de la muerte de su propia abuela hace cuatro años, quien había emigrado a Madrid desde el Berlín nazi. «Encontré un álbum de fotos y empecé a reflexionar sobre la vida de las mujeres de su generación», ha relatado.
Mujeres que, a su juicio, tuvieron experiencias muy traumáticas, que perdieron muchos seres queridos pero que «consiguieron sobreponerse» pues eran «muy fuertes», «el motor de sus familias».
«En el libro hay una escena en la que la protagonista, con 13 años y después de que termine la batalla de Berlín donde mueren tanto su padre como sus hermanos, baja con su madre a un huerto improvisado cultivado por las mujeres del barrio en un edificio derribado, ha relatado. Las mujeres de la época se lanzaron a la calle, apartaron cascotes y cadáveres y se pusieron a plantar patatas porque tenían que dar comer a sus hijos«.
Heroismo y feminismo
Romero ha denunciado que el «heroísmo» de estas mujeres ha sido «muy silenciado» en una historia que «siempre es escrita por hombres» y en la que a ellas se las «relega» a un papel «muy secundario».
En esta línea, la autora ha celebrado que sea un momento en el que el feminismo «tiene una visibilidad mayor que nunca», pero ha lamentado que «aún queda mucho camino por recorrer hacia la igualdad», y que no exista «unidad» entre las feministas.
«Hay que batallar por un objetivo común. Evidentemente hemos avanzado mucho y los testimonios de la novela lo reflejan pero hay muchos objetivos que no se han alcanzado», ha apuntado.
En cuanto a la «etiqueta» de literatura femenina con la que se ha calificado la obra, Romero ha asegurado que a ella «no le molesta». «No es otra cosa que una literatura en la que los personajes son mujeres de carne y hueso«, frente a la literatura que, en su opinión, «durante muchos años» e incluso «en obras maestras» sólo ofrecía a las mujeres «papeles secundarios al servicio del protagonista masculino» y fieles «a un montón de prototipos».
Sin embargo, ha reconocido que le parecería «muy triste» que a un hombre «no le pudiese interesar leer una historia de mujeres» al igual que, según asegura, «a las mujeres les puede interesar leer historias protagonizadas por hombres».