Se necesita gente joven que lleva a cabo una regeneración democrática. Esta frase se ha puesto de moda entre lo que piden nuevas caras en la política y los sindicatos. Mientras unos piden aires nuevos que acaben con el refrán de ‘mejor malo conocido que bueno por conocer’, otros miran al pasado con melancolía.
En los últimos meses, los dos principales sindicatos españoles se han visto salpicados por sendos casos de corrupción, al estilo de los políticos españoles. Lejos quedan aquellos sindicalistas que hicieron historia y que son recordados por sus afiliados.
Uno de ellos es Marcelino Camacho. Este soriano fue el primer secretario general de CCOO entre 1978 y 1987, también fue diputado por el PCE entre 1977 y 1981. Empezó su carrera como sindicalista cuando apenas tenía 18 años. Tras el alzamiento del bando nacional, cortó unas vías de tren junto a unos compañeros. Durante la Guerra Civil luchó como voluntario del lado republicano.
Pasó varios años de carel y luego trabajó como obrero metalúrgico. En 1957 fue elegido líder del comité de empresa e impulsa la creación de forma clandestina de Comisiones Obreras. Quince años después, volvió a entrar en prisión tras ser acusado de formar parte de la Comisión Coordinadora General de Comisiones Obreras.
El 30 de diciembre de 1975 salió de prisión con motivo del indulto real por la proclamación de Juan Carlos I como Rey de España, aunque en marzo de 1976 fue de nuevo detenido acusado de pertenecer a Coordinación Democrática.
Ese mismo año fue elegido miembro del Comité Ejecutivo del PCE y en 1977 responsable del Secretariado de la Coordinadora General de CCOO, durante la primera reunión de la Asamblea General del sindicato, celebrada en Barcelona.
El carismático sindicalista dirigió CC.OO. hasta 1987. De aquellos años destaca la primera huelga general convocada al gobierno de Felipe González en 1985. Cuando abandonó la dirección del sindicato, con Antonio Gutiérrez como sucesor, Camacho fue nombrado presidente honorífico, pero dimitió en 1996 por el distanciamiento del sindicato con el PCE. Hasta la fecha, Camacho había militado en el PCE y había conservado el carnet nº1 de CC.OO.
Además, posee la Gran Cruz del Mérito Civil, concedida por el Jefe de Estado, el 25 de junio de 1983; la Orden Lázaro Peña de primera clase, concedida por el Consejo de Estado de la República de Cuba, el 6 de julio de 1984; la Medalla de Oro de la FDGB de la República Democrática Alemana, el 26 de enero de 1988 y, la Orden de Primera Clase de la República Popular Búlgara, concedida por el Consejo de Estado, en enero de 1988. El 18 de noviembre de 1988 obtuvo también la Orden del Mérito Constitucional.
El 12 de enero de 1989, fue nombrado profesor honorario por la Universidad Complutense de Madrid. En marzo de 2008, sus compañeros le rindieron un homenaje en el Auditorio de CC.OO., que hoy recibe su nombre, un emotivo acto que finalizó con miles de afiliados a CC.OO. cantando a coro La Internacional. Camacho compartió la mayor parte de su vida con su esposa, Josefina Samper, con la que se casó en 1948 y tuvo dos hijos, pero, sobre todo, se dedicó por entero a la lucha obrera y por las libertades, algo que él mismo plasmó en sus memorias ‘Confieso que he luchado’, publicadas en 1990. Falleció el 29 de noviembre de 2010 a los 92 años de edad.
Nicolás Redondeo Urbierta, antecesor de Cándido Méndez
Otro de los sindicalistas recordado por los españoles es Nicolás Redondeo Urbierta. Nació el 16 de junio de 1927 en Baracaldo y su padre fue un activista de la Unión General de Trabajadores de (UGT). Vivió en Francia entre 1937 y 1939.
Durante la Guerra Civil, cuando todavía no había cumplido los 10 años, Nicolás Redondo fue evacuado junto con otros niños hacia Francia. Desde Burdeos fue trasladado al pueblo mediterráneo francés de Sète, cercano a Montpellier, donde fue acogido por una familia española. Allí asistió regularmente a la escuela y se integró en la vida local, aprendiendo francés.
A su regreso a España fue encarcelado en diversas ocasiones durante la dictadura del general Francisco Franco por su afiliación socialista y por su participación en varias huelgas. Desde los 15 años como obrero metalúrgico en Astilleros Españoles, empresa de la que fue despedido tras 32 años de servicio por su actividad sindical.
En 1950 ingresó en la UGT y en las Juventudes Socialistas. Al año siguiente fue detenido y encarcelado por primera vez por repartir propaganda en La Naval y buzonearla por las viviendas aledañas. Las detenciones y los ingresos en prisión a partir de entonces serían constantes hasta la época de la transición.
En 1970 pasó a formar parte de la dirección del PSOE y en 1971 entró en la ejecutiva de la UGT, convirtiéndose poco a poco en el hombre más importante del sindicato en el interior del país, siendo elegido Secretario Político del mismo.
En 1974 desestima el cargo de secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y dos años más tarde es elegido secretario general de la UGT en el XXX Congreso del sindicato. Diputado por Vizcaya en las listas del PSE-PSOE (Partido Socialista de Euskadi) en 1977, 1979 y 1982.
En diciembre de 1977, la unificación de la UGT con el sindicato USO provocó que Redondo saliese de la dirección del PSOE, debido a las exigencias de la USO en que no hubiera coincidencias entre las ejecutivas del PSOE y la UGT.
Cuando el PSOE venció en las elecciones generales de 1982, Redondo y la UGT comenzaron a mantener una actitud vigilante con respecto de la política laboral y social del Gobierno socialista. Las primeras discrepancias surgieron a causa del nombramiento del Ministro de Trabajo y, sobre todo, por el nombramiento del liberal Miguel Boyer como Ministro de Economía y Hacienda. Las desavenencias continuaron a cuenta de las reconversiones industriales y la reforma de las pensiones, en las que Redondo siempre se mostró contrario a la actitud del Gobierno socialista.
Ante la entrada de España en la OTAN Redondo dio su negativa, en contra de la actitud favorable a que mostró Felipe González. En octubre de 1987, Redondo dimitió de su cargo de Diputado en Cortes por las disensiones que sobre la política económica y social del Gobierno socialista mantenía la UGT, llegando a votar en el Congreso en contra de los presupuestos generales del Estado para 1988. La crisis entre el PSOE y su sindicato afín se agravó como consecuencia de la huelga general del 14 de diciembre de 1988, provocando una guerra abierta entre partido y sindicato.
La huelga de 1988 propició un cambio en la relación PSOE-UGT, una ruptura que se plasmó en las elecciones europeas de 1989, en las que la UGT no apoyó de forma explícita al PSOE por primera vez. Se produjo, en definitiva, una emancipación de la UGT del PSOE.
Convocó, junto a CC.OO., dos huelgas generales más durante la época de gobierno socialista, en junio de 1992 y en enero de 1994. En el XXXVI Congreso Confederal de la UGT Nicolás Redondo fue sustituido al frente del sindicato por Cándido Méndez, retirándose de toda actividad política y sindical.
El contraste, mariscadas y cruceros
Redondo y Camacho eran líderes sindicales ajenos a lujos o caprichos excéntricos. Pero otros líderes sindicales no dieron precisamente ejemplo de austeridad y distintos medios mostraron su afición por los cruceros y mariscadas. El líder de Comisiones Obreras, José Ignacio Fernández Toxo, pasó el mes de agosto de 2010 disfrutando junto a su mujer de un crucero de lujo que les permitió visitar las ciudades más turísticas del Báltico. Según informó La Gaceta, Toxo preparó la huelga general a bordo de este buque que partió de Copenhague.
Señalaba que en los días posteriores hicieron excursiones de un día en Gdynia, Klaipeda, Estocolmo, Tallín y Helsinki y de dos días en San Petersburgo y que el matrimonio se alojó en un camarote con vistas al exterior, cuyo precio en esa fecha oscila entre los 1.700 y 2.400 euros por persona en temporada alta.
Mientras, La Razón informaba que el 1 de abril de 2008, UGT organizó una Reunión de Zona en Granada a la que acudieron sindicalistas de Andalucía, Ceuta, Melilla y Canarias. Acudió también el secretario general de UGT, Cándido Méndez, para participar en las «Jornadas sobre diálogo social 2008−2011, organizadas en la sede granadina.
A las diez de la mañana, Méndez y el entonces máximo responsable de UGT en Andalucía, Manuel Pastrana, ofrecieron una rueda de prensa. A mediodía, 72 de los participantes almorzaron en una marisquería cercana a la capital a razón de 38,50 euros más IVA el cubierto. En concreto, en el restaurante El Puerto. Pescados y Mariscos. En total, los representantes sindicales, se gastaron 2.965 euros (2.771 más 194 euros en concepto de IVA). La cuenta la pagó UGT Granada mediante un cheque y, posteriormente, le reclamó el importe a la dirección regional. Ésta, a su vez, cargó el dinero a la Junta dentro de la subvención que reciben como organización sindical 2008 contemplada en los Presupuestos públicos.