Los insectos portadores de enfermedades se están extendiendo a lugares cada vez más amplios del mundo impulsados por el cambio climático, los viajes internacionales y el comercio internacional.
Eso significa que más humanos están expuestos a infecciones virales como la fiebre del dengue, el Chikungunya, el zika, la fiebre del Nilo occidental, la fiebre amarilla y la encefalitis transmitida por garrapatas. Para muchas de estas enfermedades todavía no hay agentes antivirales o vacunas específicos.
El calentamiento global ha permitido la proliferación de mosquitos, garrapatas y otros insectos portadores de enfermedades al adaptarse a las diferentes estaciones del año, migrando y extendiéndose a nuevas áreas de nicho que se han vuelto más cálidas.
Éstas son las conclusiones de un informe del Centro Común de Investigación (JRC, por sus siglas en inglés) con el objetivo crear conciencia sobre la amenaza que plantea la propagación de los arbovirus (virus transmitidos por artrópodos).
Los mosquitos ‘Aedes’ propagan varios arbovirus, incluidos el dengue, el Chikungunya, el zika, el Nilo occidental y la fiebre amarilla. Estos mosquitos prosperan en entornos urbanos por la falta de depredadores naturales y la disponibilidad de alimentos y hábitats para la procreación. Han existido en África y Asia durante muchos años y ahora se están volviendo más y más generalizados. Recientemente se han establecido en algunos países europeos y en América, en gran parte como resultado de los viajes y el comercio internacional.
Su propagación plantea un problema para la salud pública. Son difíciles de erradicar y sus larvas pueden sobrevivir durante meses, incluso en condiciones de humedad y temperatura inferiores a las óptimas.
El virus de la encefalitis transmitida por garrapatas (TBEV) se ha encontrado en varios países europeos, incluidos Austria, la República Checa, Alemania, Lituania, Polonia, Eslovaquia, Suecia y, más recientemente, los Países Bajos.
Uno de los vectores más recientemente reportados para los virus, la especie de garrapata ‘Dermacentor reticulatus’, se está extendiendo rápidamente por Europa. Tiene una alta tasa de reproducción, es resistente al frío y puede vivir bajo el agua durante meses.
Los humanos pueden infectarse con una picadura de garrapata o al consumir productos lácteos no pasteurizados que no cumplen con los estándares de seguridad de la UE y que provienen de animales infectados. Afortunadamente, hay vacuna contra el TBEV.
VIRUS DEL ZIKA
Por otro lado, el virus del zika ha recibido mucha atención mediática debido a su asociación con trastornos neurológicos como el síndrome de Guillain-Barré y el desarrollo de microcefalia (cabeza anormalmente pequeña) en fetos. Es difícil de diagnosticar y no hay cura o vacuna.
Identificado por primera vez en 1947 en el bosque de Zika de Uganda, su diseminación es una preocupación seria dada la creciente presencia de su vector principal, el mosquito ‘Aedes albopictus’, en zonas templadas, incluidas Europa y América.
El primer brote documentado de infección por zika se informó en 2007 en Micronesia. Desde entonces, se extendió a la Polinesia Francesa y Brasil, donde infectó a 1,3 millones de personas en 2015.
Más de 70 territorios en todo el mundo han confirmado casos autóctonos de virus del zika. En marzo de 2017 se supo que 2 130 europeos tenían infecciones de este virus asociadas con viajes.
ESTRATEGIAS DE CONTROL
El informe del JRC, que pertenece a la Comisión Europea, describe y analiza varios métodos que se han utilizado para controlar la propagación de mosquitos, como insecticidas, trampas para mosquitos, modificación genética, recuperación de tierras y vigilancia del hábitat.
Actualmente, los métodos más seguros y más fácilmente disponibles para controlar los mosquitos son las trampas para mosquitos (para áreas relativamente pequeñas), las redes y la reducción de posibles criaderos (agua estancada).
Si bien los investigadores abogaron por un mejor control de las poblaciones de mosquitos, también advierten de que sería imprudente eliminar por completo los mosquitos del ecosistema porque son parte de la red alimenticia de algunas especies y polinizan muchas plantas, con lo que limpiarlos por completo podría tener efectos negativos en la naturaleza y, por consiguiente, en los humanos.