Una de cada diez familias en España tiene a todos sus miembros en el paro. En número absolutos, un total de 1.737.600 de hogares con todos sus integrantes sin trabajo.
Los núcleos familiares sin fuente de ingresos de un puesto de trabajo aumentaron en 9.300 en el segundo trimestre del año, según la Encuesta de Población Activa (EPA). Suben los hogares inmersos en el paro y bajan los que tienen a todos sus integrantes trabajando. En total, hay 8.580.500, lo que significa que hay 13.200 familias menos en esta situación con respecto al trimestre anterior.
La sangría del paro ataca a una velocidad de vértigo en los hogares. Hace un año, había 580.600 hogares más con todos sus miembros ocupados. Ahora no, lo que supone una caída del 6,34%.
Además, en España existen 4.423.200 hogares sin ningún miembro activo, es decir, que no tienen personas en edad de trabajar o en disposición para ello. Viven de subsidios o de pensiones. Si se compara con el primer trimestre, se suman 14.500 familias más.
Con este índice de familias sin trabajo, la pregunta es cómo no estalla una crisis social. Lorenzo Rivarés, portavoz de Agett (Asociación de Grandes Empresas de Trabajo Temporal), admite que la economía sumergida salvan individualmente a personas, que logran sobrevivir con actividades no declaradas. Pero esta fuente de ingresos es letal para la economía y el sistema de protección social, advierte el experto. Por ejemplo, la cobertura por desempleo está cayendo y en mayo se situó en el 65,4%, mientras que hace un año era del 70%.
También, los abuelos son cada vez más un sostén para muchos hogares en apuros.
Pese a los empleos no declarados y la cobertura social, son cada vez más las familias que se ven forzadas a recurrir a organizaciones para comer o conseguir ropa. Es decir, para cubrir sus necesidades básicas. Según los últimos datos aportados por Cáritas, en un año 1,6 millones de personas han recurrido a este colectivo para comer o tener cobijo.