La mayor parte de las empresas de nuestro país, el 60,2%, redujeron la inversión en la formación de sus trabajadores el pasado año, según un estudio elaborado por Adecco Training, la división de formación del Grupo Adecco, con la información de 700 organizaciones de nuestro país de 15 sectores diferentes. Y eso, teniendo en cuenta que desde que comenzase la crisis en el año 2008 muchas de ellas acumulan varios ejercicios de recortes en este capítulo.
Por ejemplo, la banca siempre ha sido el sector con mayor potencial de inversión en cuanto a las políticas de cualificación de sus empleados. Pues desde que comenzara la crisis, esta partida en el sector financiero (bancos y compañías de seguros) se ha reducido a menos de la mitad, según los datos del Informe Ratios de Formación del Grupo de Responsables de Formación de Entidades Financieras (GREF). En relación a la masa salarial (el importe total que una empresa dedica a la remuneración de su plantilla, incluyendo las cotizaciones sociales), esta inversión en la preparación interna de sus empleados ha pasado en el sector financiero entre 2007 y 2012 del 1,72% al 0,82%.
Volviendo a la encuesta de Adecco, el 39,8% de las compañías consultadas este año afirmaba haber aumentado esta partida presupuestaria en 2013 respecto al año anterior.
Cuanto más aguda es la crisis, más necesaria se hace la formación continua para que los profesionales puedan aumentar su nivel de empleabilidad: que quienes se han quedado descolgados del mercado laboral puedan volver a reengancharse y aquellos que tienen empleo puedan conservarlo mejorando su productividad y su contribución a la compañía en general y al negocio en particular. Pero, paradójicamente, en los malos tiempos económicos una de las primeras partidas que sufre recortes, junto a la de publicidad, es la de la formación interna.
En un contexto como el actual la mayoría de las compañías reduce la inversión que destina a la mejora de la cualificación de sus trabajadores. Y, además, redobla sus esfuerzos para medir el retorno de esa inversión. Es decir, qué beneficio revierte en la organización tras los programas formativos.
Medir el retorno de la inversión
Según el citado informe del GREF, las entidades financieras apenas medían este retorno, denominado ROI (Return on Investment) antes de la crisis, en el año 2007. Tres años después lo hacía algo menos del 40%. Pero en el último ejercicio evaluado, el del año 2012, ya lo hacía el 80% de las entidades del sector bancario y asegurador.
En el conjunto de las empresas, según el informe de Adecco Training, son el 63,8% de las empresas las que se preocupan por conocer el retorno de la formación impartida a sus trabajadores frente al 36,2% que no lo hace. La manera en que se cuantifica su retorno sigue siendo una de las asignaturas pendientes en el campo de la formación y los métodos y herramientas para su medición son insuficientes, según las compañías encuestadas por Adecco Training.
El 54% de las organizaciones utiliza encuestas de satisfacción al alumno al final de cada programa formativo como fórmula para medir el retorno de la inversión en formación, frente al 28,7% que tiene en cuenta la opinión de los mandos sobre el impacto en sus empleados y el 9% que emplea herramientas de seguimiento personalizadas. El método más habitual para medir el éxito de un plan sigue basándose, por tanto, en la opinión de los propios participantes y su nivel de satisfacción, algo claramente insuficiente.
Impacto en la cuenta de resultados
Las empresas buscan hoy en día cursos que repercutan directamente en el negocio, como el aumento de la productividad o de las ventas, por ejemplo. El café para todos de los buenos tiempos parece haber pasado a la Historia y tal vez no regrese nunca aunque se supere la crisis.
El porcentaje más elevado de la inversión realizada en 2013 se ha destinado a habilidades sectoriales y técnicas, en la búsqueda de que esta inversión en formación esté íntimamente ligada a los resultados de la compañía. A continuación, la prevención de riesgos laborales, pero no es concluyente porque este tipo de formación es obligatoria por ley. Después se situaron los idiomas: los informes sobre el mercado laboral señalan que la necesidad de internacionalizar las empresas y las ventas, y el crecimiento del turismo extranjero en nuestro país han dado si cabe un mayor protagonismo al dominio de idiomas en la actual coyuntura. Y el cuarto capítulo presupuestario es el destinado a la formación en ventas.
Las previsiones para el año 2014 es que los aspectos en los que más se incida en la formación interna de las empresas sean las habilidades comerciales, la productividad y la motivación, todas ellas estrechamente relacionadas con el rendimiento y resultados de los trabajadores. Y los colectivos que más formación deberían recibir, según las empresas encuestadas, son los que trabajan en el área de producción y los mandos.
Con la vista puesta en esos objetivos de ahorro y de impacto directo en la compañía, las empresas aumentan también la proporción de formación que organizan internamente y reducen la que externalizan o subcontratan a empresas externas. Según la encuesta de Adecco, el 79% de la formación se hizo internamente el pasado año. Por tanto, sólo se estaría externalizando el 21%. Este último porcentaje era mucho mayor en los últimos años de la bonanza económica. Lo que más externalizan las compañías es la impartición de los cursos y la gestión burocrática de las bonificaciones de la Seguridad Social ante la Fundación Tripartita.