Los criterios acordados por los 28 Estados miembros de la UE incluyen la remuneración obligatoria de la formación –o que ésta esté compensada de algún modo–, el establecimiento de un acuerdo escrito que defina los derechos y las obligaciones del aprendiz, la empresa y el centro de formación, así como la obtención de «cualificaciones reconocibles» profesionalmente.
El aprendiz deberá además estar cubierto por algún tipo de protección social y disponer de orientación profesional y educativa tanto antes del comienzo de la formación como durante el desarrollo de la misma. Por otro lado, especialmente en las pequeñas y medianas empresas deberá garantizarse apoyo pedagógico a profesores, enseñantes y mentores.
Se trata de «un paso en la dirección correcta para apoyar a más jóvenes en el acceso al mercado laboral, así como a los adultos en el progreso de sus carreras profesionales y en las transiciones de búsqueda de empleo», según el ministro búlgaro de empleo Biser Petkov cuyo país ostenta actualmente la presidencia rotatoria del Consejo de la UE.
La recomendación adoptada este jueves por el Consejo incide en la importancia de la formación profesional de calidad como «elemento esencial» en la educación vocacional de los jóvenes. «El beneficio es mutuo, para empleadores y aprendices», asegura el texto, que resalta «el vínculo entre el mundo laboral y el mundo de la educación y la formación» adaptada a las necesidades actuales.
Los ministros de empleo de la UE también han querido destacar que la formación profesional de calidad «ayuda a fomentar una ciudadanía activa» así como «la inclusión social a través de la integración laboral de personas de orígenes sociales diferentes».
«El marco anima a los Estados miembros a basar sus programas de formación de aprendices en un enfoque colaborativo en el que participen los empresarios, los sindicatos y otras partes interesadas clave, como las instituciones de educación y formación profesionales o las organizaciones juveniles y de padres», ha asegurado la comisaria de empleo Marianne Thyssen.
El texto acordado hoy se basa en una propuesta de la Comisión Europea para un marco común de formación profesional, presentada el 5 de octubre de 2017, que a su vez se inspiraba en las contribuciones de los interlocutores sociales europeos y la Alianza Europea para la Formación de Aprendices.