Ha sido el caballo de batalla tradicional de la socialdemocracia europea y estadounidense. En Alemania fue una de las monedas de cambio gracias a la que el partido socialista SPD decidió apoyar a Angela Merkel en el actual Gobierno de coalición, que ha puesto un Salario Mímimo de 8,5 euros la hora (cerca de 1.500 euros al mes). En Estados Unidos Barack Obama ha obligado a subir el salario mínimo a los funcionarios, pero los republicanos han impendido que se haga para todos los trabajadores porque dicen que se generan desequilibrios en las empresas y, finalmente, desempleo.
Estos son algunos de los mejores argumentos a favor y en contra de subir el salario mínimo en España.
A FAVOR
- El argumento básico es que, con más dinero, los asalariados gastarán más y, por tanto, estimularan la contratación en las empresas que les venden esos bienes y consumos. Es el ejemplo del café: si no hay ni para un cortado, los bares terminarán cerrando o despidiendo.
- En el trasfondo está la teoría económica llamada “de la demanda” (demand-side economics) o keynesianismo. Se basa en la creencia de que la principal fuerza que afecta a la actividad económica es la demanda de bienes y servicios.
- En España hay mucho margen hacia arriba. El Salario Mínimo Interprofesional (el mínimo estricto por debajo del cual ningún trabajador a tiempo completo debe estar) es de 655,20 euros al mes. Esto está muy por debajo del 60% del salario medio neto anual que recomienda la Carta Social Europea, firmada por España: para cumplir con ella, debería elevarse hasta los 1.308 euros. Casi el doble.
- La mayoría del Congreso lo quiere elevar. Ha aprobado, por 174 votos a favor, 137 en contra y 30 abstenciones, una moción de En Comú Podem para que se aumente el salario mínimo gradualmente hasta los 950 euros en 2020.
- Cobrar el SMI te sitúa a un paso de cruzar el límite de la pobreza. Se considera en España a cualquier persona que (viviendo sola) gane por debajo de 7.961 euros al año, muy cerca de los 9.172 euros en 14 pagas del SMI. Y una sociedad de pobres no puede generar riqueza.
- Subir el SMI reduciría la brecha salarial entre hombres y mujeres, puesto que estas tienden a estar más cerca del límite inferior, según los sindicatos. Sirve, además, para aliviar la pobreza de los trabajadores, los working poor: una familia de tres o cuatro miembros que ingrese un SMI es pobre, a pesar de estar trabajando.
EN CONTRA
- El argumento básico contra la subida del Salario Mínimo Interprofesional es que obligar a pagar más sin un aumento de la productividad de empresas y trabajadores produce desequilibrios en las compañías que incentivan al despido o a la menor contratación, por ser esta más cara.
- Se basa en la teoría clásica económica del “lado de la oferta” (supply-side economics), en la que se cree que la actividad económica está estimulada por los aumentos netos de riqueza (en una empresa o en un país), porque esto lleva a una inversión para incrementar los suministros. Eliminando las dificultades a los productores de esa oferta (bajando, por ejemplo, los costes mínimos a los empresarios) se termina creando más empleo.
- España firmó efectivamente la Carta Social Europea en 1996, pero no la ha ratificado, por lo que no hay obligación legal de elevar el SMI hasta el 60% del salario medio neto. Además, también lo incumplen grandes economías como Francia o Alemania.
- Sólo uno de cada diez trabajadores cobra realmente ese salario mínimo, por lo que subirlo no va a tener un impacto apreciable en la economía, y sin embargo puede suponer el cierre de las empresas más pequeñas y que comienzan.
- La subida salarial aprobada por el Parlamento, hasta 950 euros en 2020, supondría, según el Partido Popular, “un gran incremento de gasto en los presupuestos de unos 1.377 millones para 2018 y de 2.819 millones para 2020” y causaría destrucción de empleo y espirales inflacionistas de precios-salarios.
- El mismo hecho de tener un SMI es equivocado. En países como Dinamarca, Suecia, Finlandia, Italia y Austria se acuerda el salario mínimo y no se fija por Ley.
- Si se sube, se devalúa el valor de la educación y se incentiva a los estudiantes a abandonar su formación y buscar un puesto más básico, porque está suficientemente bien pagado.