La puesta en marcha de un negocio a través de la creación de una empresa supone tener que hacer frente a una necesidad: contar con una cantidad de dinero suficiente para realizar una serie de pagos iniciales (el alquiler o la compra de un local, los salarios de los trabajadores, la adquisición de máquinas, mobiliario, etc.) hasta que la propia actividad del negocio genere unos ingresos que permitan afrontar estos gastos.
Del mismo modo, una empresa que ya está en funcionamiento, puede tener necesidades adicionales de dinero para crecer (desarrollar nuevos negocios, exportar sus productos a otros países, etc.) o para hacer frente a las pérdidas si el negocio no ha ido bien.
Para conseguir este dinero, es decir, para financiarse, la empresa tiene distintas posibilidades:
- Pedir un préstamo a un banco, que deberá devolver pagando además unos intereses en el plazo de tiempo que hayan acordado.
- Ir a los mercados de capitales donde, sin la intermediación de un banco, la empresa contacta directamente con ahorradores que estén interesados en aportar el dinero necesario. A su vez, en estos mercados la empresa puede: 1. Crear o emitir productos de renta fija, como por ejemplo bonos. Mediante la venta del bono, la empresa ingresa un dinero. A cambio, deberá pagarle al comprador o bonista unos intereses (llamados cupones) así como devolverle el dinero prestado en el plazo de tiempo acordado. 2. Crear o emitir productos de renta variable o acciones. Mediante la venta de las acciones, la empresa ingresa un dinero. A cambio, deberá pagarle al accionista unas rentas llamadas dividendos.
Entonces, ¿qué son las acciones?
Por lo tanto, las acciones son partes iguales del capital de una empresa, es decir, del dinero que la sustenta. A diferencia de los productos de renta fija, donde el bonista es un acreedor de la empresa, mediante la compra de las acciones, los accionistas pasan a ser propietarios de la empresa.
Como todo propietario de un negocio, los accionistas tienen derecho a recibir el beneficio obtenido con la actividad de la empresa. Por ello, anualmente se decide qué parte de este beneficio se va a repartir entre los accionistas en forma de dividendo. Se trata, por lo tanto, de una renta que varía de un año para otro, ya que depende no solo del total del beneficio que se haya conseguido, sino también de que la empresa decida mantener una parte del mismo en el negocio. Este es el motivo por el que se considera a las acciones como un activo de renta variable, y no la creencia errónea de que se las llama así porque su precio suele variar a lo largo del tiempo.
Una empresa que ya existe puede tomar la decisión de que sus acciones coticen en un mercado organizado como es la bolsa. Este hecho tiene unas consecuencias para la empresa, que debe cumplir con determinadas condiciones y obligaciones de información sobre su actividad, pero es muy beneficioso para el accionista, ya que podrá comprar y vender las acciones con mucha más facilidad, y sabrá en todo momento cuánto valen sus acciones, con tan solo consultar a qué precio se están negociando en el mercado.
¿Qué recibe el accionista?
Además del derecho a recibir el dividendo, los accionistas tienen otros derechos adicionales:
- El derecho a la transmisión, significa que el accionista puede comprar o vender las acciones (siempre que tenga una contrapartida, es decir, alguien interesado en venderlas o comprarlas). Tal y como hemos comentado, este proceso será mucho más fácil si las acciones cotizan en bolsa.
- El derecho preferente de suscripción: cuando una empresa que ya existe decide emitir nuevas acciones, los accionistas actuales tienen preferencia para comprar las nuevas acciones.
- El derecho a voto: los accionistas pueden participar en la toma de decisiones en la empresa sobre algún tema concreto, por ejemplo, el reparto de dividendos.
Diferentes tipos de acciones
Por último, todas las acciones de una misma empresa no tienen porqué ser exactamente iguales. Así, relacionado con los derechos de los accionistas, podemos distinguir distintos tipos de acciones:
- Acciones ordinarias: los accionistas tienen todos los derechos que hemos explicado.
- Acciones privilegiadas: los accionistas tienen unos privilegios especiales, por ejemplo recibir unos mayores dividendos.
- Acciones sin voto: los accionistas tienen todos los derechos excepto el de voto.
Cotizar en bolsa o no
La cotización en bolsa de las acciones facilita mucho su proceso de compra y venta, pero además tiene otras ventajas, ya que también nos da una idea del valor de la empresa. Telefónica, por ejemplo, tiene algo más de 5.037 millones de acciones emitidas.
Puesto que el precio de cierre de Telefónica el viernes 10 de marzo de 2017 fue de 10,345 euros, multiplicando el número de acciones por su precio obtenemos una valoración para Telefónica (también llamada capitalización de Telefónica) de algo más de 52.116 millones de euros.