La presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, ha pedido sutilmente este miércoles al presidente electo, Donald Trump, que no caliente demasiado la economía con su plan de gasto. Eso podría descontrolar la inflación.
“La política fiscal no es estrictamente necesaria para retornar a nuestro objetivo de pleno empleo”, ha dicho en la última rueda de prensa del año, tras anunciar una subida del tipo de interés al que se presta el dinero del 0.25%.
Cuando falta empleo, una de las opciones del Gobierno es crearlo a la fuerza, por ejemplo lanzando un plan de construcción de carreteras, embalses o aeropuertos. Es lo que se conoce como “expansión fiscal”, porque usa el dinero del contribuyente para estimular la economía y, por tanto, el crecimiento y la creación de puestos de trabajo. Pero, ¿qué pasa si se lanza uno de esos planes fiscales cuando no hay una crisis laboral? Se puede provocar una espiral inflacionista.
“La economía estadounidense ha estado viviendo estos años de las ayudas de la reserva federal (la política monetaria)”, explica a Te Interesa Miguel Ángel Bernal, profesor de Economía del Instituto de Estudios Bursátiles. “Pero ahora la economía se ha recuperado [el desempleo está en el 4,9%] y ese plan de gasto de Trump puede es aumentar las tensiones inflacionistas, que es lo que más preocupa a los bancos centrales”.
Lo que dijo Yellen, explica Bernal, es que se puede malograr lo logrado porque los precios se disparen, sobre todo teniendo en cuenta que el petróleo está también al alza. Puede que, al fomentar la contratación sin que haya casi desempleo, se obligue a las empresas a ofrecer sueldos más altos y, con ello, se entre en el “círculo vicioso” de la subida descontrolada de precios. Eso rompería el plan cuidadosamente pergeñado por Yellen para ir saliendo paulatinamente de la era de baja inflación. El objetivo de la Fed es estar cerca del 2% de alza de precios, pero siempre por debajo. La inflación acumulada en 2016 es del 2,2%.
«La inflación no está lejos de los objetivos, así que una de los temores para el año que proviene de no saber cómo podrían influir las decisiones políticas de Trump», confirma a Te Interesa Victoria Torre, analista de Selfbank. «Mucho se ha hablado de su ambicioso programa de inversiones, la ampliación de balance….y no sería nada positivo que la inflación se disparara en estos momentos. Además, se esperan dos o tres subidas de tipos en 2017 pero, como es sabido, Trump ha abogado varias veces por la necesidad de una mayor rapidez en la normalización de la política monetaria, lo que podría ser un factor de presión para la Fed, hasta ahora un organismo que se ha caracterizado por su total independencia».
Trump atacó a Yellen; ella calla sobre su “adicción” a Twitter
Yellen ha dicho que, en todo caso, confía en que la economía de Estados Unidos progrese “adecuadamente”.
Lo que no ha querido es responder, a pesar de la insistencia de los periodistas, a la pregunta de cómo valora que Donald Trump haya tumbado las acciones de empresas como Lockheed Martin o Boeing tuiteando que le parece excesivo el gasto del Gobierno en ellas, ya sea para el desarrollo del nuevo avión de combate o del presidencial.
Trump no ha sido tan considerado con ella. Durante la campaña la atacó: “Esta Janet Yellen de la Fed está siendo más política que la secretaria [de Estado Hillary] Clinton” por estar manteniendo los tipos de interés bajos para favorecer a la administración Obama en la creación de empleo. «Estamos en medio de una gran, gorda y muy fea burbuja», añadió. Ahora no se sabe cómo va a tomarse la subida de tipos justo a un mes de su inauguración como presidente.
Aún no hay choque de trenes a la vista
Janet Yellen insistió ayer en la independencia de la Reserva Federal del Gobierno. Pero, al mismo tiempo, ha admitido que probablemente no pueda repetir cuando termine su mandato de cuatro años, porque tiene que ser aprobada por el Senado.
Ahora el mercado se pregunta si la Fed y el Gobierno electo están en ruta hacia una colisión frontal. “Probablemente no”, afirma en el Wall Street Journal Gregg IP. “Al menos el próximo año o dos, los intereses de Trump y la presidenta de la Reserva Federal Janet Yellen están estrechamente alineados: él quiere que el desempleo esté bajo y la economía crezca rápido, y ella está satisfecha con que la inflación se mantenga, incluso aunque se equivoque con la que es la subida de tipos más suave nunca vista”.
Históricamente, esta tensión entre presidentes y los responsables de los bancos centrales se ha producido porque los primeros desean el desempleo bajo a toda costa y los segundos que la inflación esté baja, aunque no demasiado. Pero, a día de hoy, se está aún muy lejos del objetivo de crecimiento de precios al 2%.
Así que, por el momento, no hay por qué pelearse.