Uno pensaba que hay temas áridos a la hora de explicarlos y hacérselos legar al ciudadano medio, sea en la universidad, en los medios de comunicación o en una simple conferencia. Y uno de ellos es la economía. Pues no. Una de las escasas ventajas de la crisis económica actual es que su permanencia, vamos para cuatro/cinco años, ha permitido que hasta el más humilde de los mortales, pueda hablar, sin sonrojarse, deprimas de riesgo, deflación, recesión, rescate, y un largo etc. ¿Cosas de la globalización?, ¿de la falta de pudor cultural?, ¿de la incontinencia verbal?. Vaya usted a saber. Quizás una mezcla de todo
Y entre esos humildes ciudadanos brillan con luz propia los llamados informadores. Siempre se ha dicho, y en muchas ocasiones con razón, que éramos los periodistas los únicos seres que hablábamos o escribíamos de muchas cosas sin conocimiento de casi ninguna. Pues bien ese dicho ahora puede ser atribuido a cualquier hijo de vecino. Cualquier taxista o camarero te habla con desparpajo de todas las cuestiones económicas. Causa verdadero delirio oír algunas conversaciones en donde personas de cualquier índice cultural, son capaces de sermonear sin saber nada o prácticamente nada de economía. Algunos/as menos imprudente, añaden aquello de “bueno yo no sé mucho de esto” y así reconocen su propia audacia. Los mínimos. El resto no duda en darle lecciones como si su vida hubiera transcurrido en medio de los despachos de un sesudo servicio de estudios bancario. Cada vez más los especialistas callan y los ignorantes hablan. El mundo, y la economía, al revés. No se porque Rajoy ha dudado tanto al nombrar a un gobernador del Banco de España. Lo tenía más fácil: coger a uno de esos sabios populares que a diario explican lo que no saben. Así nos va