El alto el fuego firmado en la República Centroafricana , parece de momento bastante respetado, a excepción de un incidente en Batangafo. Sin embargo los avances son muy lentos. Principalmente porque existen profundas divisiones en el interior de Séléka y los »anti-Balaka» son una organización nebulosa sin cadena de mando.
«Los »anti balaka», que surgieron como una reacción a las actitudes depredadoras de Séléka, se están metamorfoseando en bandas criminales que, además de seguir persiguiendo a los musulmanes, están comenzando a atacar a otros cristianos y no musulmanes», advirtió a finales de marzo la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay. La milicia Seleka, una coalición de rebeldes de mayoría musulmana del norte del país se hizo con el poder tras un golpe de Estado en 2013, después llegó un Gobierno de transición y la intervención de fuerzas internacionales que no han logrado parar la violencia.
«RCA se ha convertido en un país en el que la gente no es sólo asesinada, es torturada, mutilada, quemada y desmembrada, en ocasiones por turbas espontáneas, así como por grupos organizados de combatientes armados», ha asegurado Pillay.
Tras la firma de un alto el fuego, hace diez días, el primer ministro de República Centroafricana (RCA), André Nzapayéké, ha afirmado que la dimisión de su Gobierno «es una concesión», en medio de las informaciones que apuntan a que las razones están detrás del acuerdo de paz entre el grupo armado Séléka y las milicias »anti balaka».
«Hablar de dimisión, en este momento, es habla de una concesión y es claramente el resultado de negociaciones políticas», ha remachado Nzapayéké, en declaraciones concedidas a la emisora Radio France Internationale.
Séléka ha asegurado que el puesto de primer ministro le había sido prometido a cambio de la salida del expresidente y líder de la formación Michel Djotodia del país. Diplomáticos franceses han apuntado a que la salida de Nzapayéké daría lugar a su reemplazo por un primer ministro de confesión musulmana.
El texto del acuerdo, que contiene nueve artículos, compromete a ambas partes que no cometer crímenes como las ejecuciones sumarias, torturas y el incendio de ciudades. Asimismo, ambas partes acantonarán sus tropas en un periodo de tiempo razonable y permitirán que el Estado tenga autoridad sobre todo el territorio.
Alrededor de un millón de personas, es decir, cerca de una cuarta parte de la población, se ha visto desplazada por los enfrentamientos. La violencia ha provocado que la práctica totalidad de la comunidad musulmana haya abandonado la capital y otras zonas del sur del país, dirigiéndose a los países vecinos o a los bastiones controlados por Séléka en el norte de RCA.
La ONU ha cifrado en miles el número de muertos y en 2,2 millones –alrededor de la mitad de la población– el número de personas que necesitan ayuda humanitaria desde el inicio en diciembre de 2012 del conflicto tras el levantamiento armado de la guerrilla Séléka, de mayoría musulmana.
En sus declaraciones, Pillay elertó de la existencia de casos de decapitaciones de niños, violaciones y actos de canibalismo en el marco del conflicto desatado en RCA, antes de subrayar que «el odio intercomunitario sigue a un nivel aterrador» en el país.
Unos violentos enfrentamientos opusieron el lunes a soldados franceses con combatientes de la exrebelión Seleka en Batangafo, en el norte de República Centroafricana, dejando varios muertos entre los milicianos, informaron el martes fuentes concordantes.
«Soldados franceses de la operación Sangaris en misión de reconocimiento fueron atacados el lunes por ex-Seleka a su entrada en el centro» de Batangafo, declaró a la AFP un oficial de la fuerza africana MISCA, bajo cubierto de anonimato.
En París, el Estado Mayor del ejército confirmó el incidente e indicó que los asaltantes disponían de armas pesadas.
El ataque lo llevaron a cabo «un centenar de combatientes que actuaban de forma bastante coordinada y que probaron varias maniobras para desbordar al dispositivo francés», añadió.