El Club Bilderberg es una reunión anual a la que asisten aproximadamente las 130 personas más influyentes del mundo mediante invitación, cuyo posible objetivo es llevar a cabo un Nuevo Orden Mundial. Esto lo llevarían a cabo hipotéticamente mediante una serie de sociedades secretas tales como »Skull and Bones», »Bohemian Groove» y entre otros. Para celebrara sus reuniones, los miembros eligen complejos de lujo ubicados en Europa y Norteamérica donde la prensa no tiene ningún tipo de acceso. Según cuenta la periodista Cristina Martín, sus oficina está en Leiden (Holanda) y el nombre procede del primer hotel en el que tuvo lugar la primera reunión, en los Países Bajos. Este año se celebrará del 28 mayo al 1 de junio en Dinamarca.
Estas famosas y secretas reuniones empezaron en mayo de 1954, cuando el príncipe Bernardo de Holanda invitó a algunos de los hombres más ricos y poderosos del mundo a pasar unos días en la campiña de Oosterbeck. Estaban en plena guerra fría y a muchos les preocupaba que el clima enrarecido enturbiase la buena marcha de los negocios.
Se trataba de pasar unos días de descanso, hablar de política y de negocios de una forma distendida y comprometerse, al menos en lo que concernía al mundo occidental, a mantener la estabilidad necesaria para un comercio fructífero. La reunión sirvió para tender puentes entre las grandes fortunas a ambos lados del Atlántico y en cierto sentido supo tener cierta visión de lo que habría de ser la globalización y el comercio mundial.
Según afirman quienes han estudiado el tema, desde la presidencia de Einsenhower, todos los presidentes americanos han pasado antes por el Club Bilderberg y la lista es larga y variada: John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan, George Bush padre e hijo, el mencionado Bill Clinton y Barack Obama.
Familias como los Rothchild, los Orange-Nassau o los Rockefeller y empresas como British Petroleum, American Express o Coca Cola, han estado presentes prácticamente desde la primera edición. Ni secretarios, ni escoltas, ni acompañantes pueden permanecer en las salas donde tienen lugar las reuniones y sin luz ni taquígrafos sólo quedan las especulaciones.
Cristina Martín cuenta que nada más nacer, Bilderberg se convirtió en una poderosa alianza secreta suscrita por magnates de altos vuelos, estrategas internacionales, la élite política, académica y militar, cuya existencia pretende la salvaguardia de la hegemonía occidental y de sus miembros en el mundo. Por ello, en sus reuniones y en sus ámbitos de influencia tratan de sensibilizar a los políticos, desde su prisma, acerca de las necesidades de la economía y del sistema financiero internacional, un fin que les reporta inconmensurables beneficios.
El desarrollo posterior de los acontecimientos ha demostrado que en las reuniones de Bilderberg es donde verdaderamente se articula el destino del mundo. El Club se vale de otras organizaciones secretas de características similares para solidificar sus estrategias.
A ellas no acceden testigos indiscretos, ni periodistas contrarios a su sistema y sólo, desde hace poco, han empezado a admitir mujeres. Muchos señalan que es una asociación de naturaleza satánica absorta en rituales místicos y conspiraciones globales. Esto es cierto parcialmente, es decir, muchos de sus miembros pertenecen a entidades de este tipo, pero es justo destacar que no todos.