Tener hasta 17 leyes diferentes para la venta y consumo de un mismo producto puede causar casos tan absurdos como que un periódico nacional necesita tener 17 permisos distintos para un encarte de publicidad. O que las empresas tengan que fabricar máquinas tragaperras diferentes, según la comunidad de destino.
El estudio de la CEOE sobre la maraña legislativa en el mercado pone ejemplos de esa confusión y disparidad de normas:
-Puede haber cuatro normas autonómicas distintas para recetar y dispensar un medicamento.
–Controles dispares para medir y limitar las emisiones de una fábrica de cemento.
-Que en una región el mismo etiquetado en un producto pueda dar lugar a una sanción.
-Que se pague un impuesto especial por el uso de bolsas de plástico en algunas regiones.
-Que para instalar una antena de telefonía móvil se apliquen tantas ordenanzas como municipios hay en España.
El caso más ridículo es el de las máquinas tragaperras. Su fabricación está sometida a 19 matrículas, avales, guías de productos, certificaciones y tasas.., todo esto cambia según el lugar donde se vaya a instalar la máquima.
Otro ejemplo que afecta al sector de la publicidad es la obligación de las empresas de realizar los anuncios exclusivamente en catalán si operan en Catalunya.
Los empresarios también ponen el acento en el exceso de regulación de un mismo ámbito. Por ejemplo, en España hay 300 normas del sector de seguros. También, los 8.000 municipios actúan de manera diferente a la hora de regular los coches para el negocio del alquiler.