La elección del líder de Syriza, Alexis Tsipras, como Primer Ministro griego, ha aumentado el riesgo de “Grexit” (salida de Grecia del euro), de un 30% a finales de enero al 40% actual. Así lo ve el área de investigación de la revista The Economist (Intelligence Unit, en inglés), en su última análisis sobre el futuro de la eurozona (“Where next for the euro zone?”).
“Seguimos pensando que un compromiso es posible”, señala, aunque cita tres factores que incrementan el peligro de ruptura de la eurozona por parte de Atenas.
El primero es la elección de Syriza de su socio de Gobierno. El partido, escorado a la derecha, “Griegos Independientes”, únicamente tienen en común con Syriza su oposición a los programas de rescate y reformas impuestos por la troika (CE, FMI y BCE).
Otro de los puntos más peligrosos, es según The Economist, el empeño de de Alexis Tsipras de no suscribir la extensión del segundo rescate que concluye el 28 de febrero. La petición, además debería formalizarse como muy tarde el 16 de febrero para que diera tiempo a que la prórroga pasara por el visto bueno parlamentario de algunos países que así lo requieren. “El margen de maniobra puede ser todavía más estrecho de lo que creíamos (…) Syriza no puede volver atrás en su posición anti-rescate sin cometer un suicidio político, por lo que no solicitará una prórroga en la fecha límite del 16 de febrero aunque el programa expire a final del mes…”, señalan los analistas de la revista económica.
Tampoco lo tienen más fácil los socios de la eurozona, los acreedores de Grecia, porque “no tienen mucho margen político de maniobra, en el contexto de la creciente amenaza populista electoral a los partidos mayoritarios en toda Europa. Hacer concesiones a Grecia podrían impulsar el apoyo a la derecha populista que se oponen a rescatar a Grecia, y también, a esos partidos principalmente de izquierda radical, que se oponen a las políticas de austeridad que lidera Alemania”.
El riesgo de una fuga de depósitos masiva y consiguiente “corralito” añadiría también tensión.
“Si las relaciones entre Grecia y sus acreedores se deterioran aún más, el riesgo de una fuga de depósitos aumentaría, lo que resultaría en la imposición de controles de capital y otras medidas extraordinarias que pondrían en tela de juicio a Grecia como miembro de la zona euro”.
Con todo, el informe señala que todavía hay un 60% de probabilidades de acuerdo. “Los tres elementos de un nuevo acuerdo para Syriza incluirían algunas concesiones en el pago de la deuda, como una extensión de los vencimientos, una nueva reducción de las tasas de interés y reembolsos vinculados al crecimiento del PIB real. También algunos ajustes sobre el programa ligado a las metas de superávit presupuestario (irrealistas); y la sustitución del programa de rescate con un programa de reformas más controlado por Grecia pero sujetas a un régimen de vigilancia”, explica.
A las previsiones de The Economist hay que añadir que quizás sean los datos de crecimiento del PIB, conocidos hoy, y cierto punto de inflexión en las negociaciones lo que pueda dar más esperanza. Fuentes europeas han asegurado este viernes a la agencia France Presse, que el Eurogrupo podría plantearse el reemplazo del actual programa de reformas griego del que el primer ministro Alexis Tsipras. «No es crucial prorrogar (el programa existente). Podemos decir que comenzamos las discusiones sobre la base de un nuevo programa», ha indicado un alto responsable europeo que pidió el anonimato.
Una luz, que podría facilitar un acercamiento de posturas. La otra buena noticia para Atenas, es que se confirma su crecimiento. El Producto Interior Bruto (PIB) heleno ha aumentado un 1,7% interanual en el cuarto trimestre de 2014. Siun embargo, según Eurostat, hay una sorpresa negativa. Debido a la incertidumbre política, en el último trimestre del año, la economía helena volvió a caer.